Davide e Golia


Caravaggio (Michelangelo Merisi) fue un gay algo honorable que vivió por allá a finales del siglo XVI y principios del XVII. Como era recontra libidinoso y lascivo, y tenía un humor escaso pero negrísimo (mantenía involucrado en riñas y jalao constantemente), usaba para sus cuadros a personajes de la más baja condición social.
No obstante su triste condición homosexual (ódieme quien quiera), resultó ser un monstruo en la pintura que exploró como nadie de su tiempo el Claroscuro y un naturalismo en sus obras que lo convierten en uno de los pintores más grandes de su tiempo, y un importante referente histórico del arte.
Vagaba yo entre libros y encontré un número de una enciclopedia de museos del mundo que trataba del Museo del Prado, en Madrid. Allá, el único Caravaggio que hay es el imponente David, vencedor de Goliat (Davide e Golia), y dado que no encontré cuestión mejor en qué aprovechar el tiempo y las insalubres cantidades de óleo y trementina de las que disponía, pues me he dado a la tarea de reproducirlo. Para vos, mi estimado contacto, a continuación el resultado de ese proceso.


Trabajé sobre un lienzo que conserva las medidas del original (91 x 110 cms.). Una gentil asistente me hizo llegar una impresión monocromática del cuadro que me permitiera trazar sobre ella una cuadrícula y así llevar el dibujo inicial al lienzo, previamente curado y blanqueado con zinc titanio (que es el blanco más blanco que se consigue, según dicen). En otras circunstancias conviene utilizar un proyector, pero dado que no tenía uno a la mano, pues la técnica de cuadrícula resulta ideal.



En el original, la figura de David emerge de las tinieblas mientras ata la cabeza de Goliat para llevarla como solía hacerse en la época, en ofrecimiento al rencoroso y vengativo Dios de los Judíos, por aquel entonces en proceso de invención.
Esa penumbra llevaría, en la primera máscara, un tono marrón quemado, que serviría como base del oscuro aplicado más tarde y delimitación de la figura de los personajes centrales.



Como pinto más bonito con la mano derecha, decidí iniciar por la base izquierda para ir avanzando en sentido de las manecillas del reloj. Esto se hace para no tener que patear el lienzo cuando los repetidos manchones por poner las manos sobre áreas ya pintadas nos saquen de quicio. Esta primera máscara de toda la figura nos servirá de guía a la hora de aplicar correctamente los juegos de luz y sombra. Por favor, no se pregunten aún si “así quedará finalmente el cuadro”.




Terminada la primera máscara de la imagen central, nos podemos atrever a aplicar la primera penumbra, un marrón oscuro que nos servirá para contrastar cada paso de color que vayamos dando durante el proceso de terminado, que es el más largo y exigente:



El proceso de acabado repite el orden inicial, desde abajo a la izquierda y en el sentido de las manecillas del reloj. Por lo cual decidí comenzar con el pie de David y la mano derecha de Goliat:

A continuación, fases del proceso de refinamiento de las etapas de sombra de David, proceso por cierto lento y que requiere toneladas de paciencia...




Torso y cabeza de David,
detalle de las manos



En la parte baja del cuadro original sobresalen de la penumbra algunos elementos metálicos, no pude traducir lo que serían, pero procuré imitarlos tal y cual el original. Así mismo hay una señal en la parte derecha que parece indicar un número (1118?) y que no tiene nada que ver con el año de creación del cuadro (1601-1602), ni tampoco  es la firma del artista, que reproduzco a continuación:


Ni la Wikki ni ninguna otra cortesana del conocimiento me proporcionaron información válida sobre este signo o el extraño “2081” que aparece bajo el pie de David.

Como es natural pensarlo, por ser una copia no me podía dar el lujo de involucrar mi rúbrica en un garabato visible, sin embargo, como resultado de la egomanía resolví darle a Goliat la oportunidad que Michelangelo Merisi le negó y le puse un dedo meñique en la mano derecha. Lo considero suficiente como para firmar mi versión.
Caravaggio se autorretrató como Goliat en esta obra, por lo cual el rostro del caído implicaba mayor importancia. Fue entonces la parte que decidí trabajar para el final.

A continuación el resultado de las más de 180 horas que me tomó realizar la copia, junto al original que descansa en el Museo del Prado. Constatamos que no se necesita ser homosexual para trabajar buen óleo. Eso sí, la genialidad del italiano, como maestro, no tiene comparación, y dado que las dificultades de su tiempo suponían que cada artista fabricara sus tintes, pinceles y casi la totalidad de sus herramientas, resulta todavía más entendible por qué hablamos de una Clásica Pieza Maestra.

El nuevo título me ha venido a la cabeza por parte de un compañero que consideró, luego de analizar la posición de los personajes, que el más joven estaba, ciertamente, victimizando ilegalmente al del suelo. Así, la réplica ha terminado llamándose: David extorsionando a Goliat.
Si te lo preguntas la respuesta es NO. No hago restauraciones de actas de la independencia ni tonterías megalómanas semejantes. Pero cualquier otro tipo de pregunta que tengas, pues con gusto te la contestaré a vuelta de correo.
Un abrazo,

Queen





Comentarios

Entradas populares