Davide e Golia
Caravaggio
(Michelangelo Merisi) fue un gay algo honorable que vivió por allá a finales
del siglo XVI y principios del XVII. Como era recontra libidinoso y lascivo,
y tenía un humor escaso pero negrísimo (mantenía involucrado en riñas y jalao
constantemente), usaba para sus cuadros a personajes de la más baja condición
social.
No obstante su
triste condición homosexual (ódieme quien quiera), resultó ser un monstruo en
la pintura que exploró como nadie de su tiempo el Claroscuro y un naturalismo
en sus obras que lo convierten en uno de los pintores más grandes de su
tiempo, y un importante referente histórico del arte.
Vagaba yo entre
libros y encontré un número de una enciclopedia de museos del mundo que
trataba del Museo del Prado, en Madrid. Allá, el único Caravaggio que hay es
el imponente David, vencedor de Goliat (Davide e Golia), y
dado que no encontré cuestión mejor en qué aprovechar el tiempo y las
insalubres cantidades de óleo y trementina de las que disponía, pues me he
dado a la tarea de reproducirlo. Para vos, mi estimado contacto, a
continuación el resultado de ese proceso.
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El proceso de
acabado repite el orden inicial, desde abajo a la izquierda y en el sentido
de las manecillas del reloj. Por lo cual decidí comenzar con el pie de David
y la mano derecha de Goliat:
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A continuación,
fases del proceso de refinamiento de las etapas de sombra de David, proceso
por cierto lento y que requiere toneladas de paciencia...
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Torso y cabeza de David,
detalle de las manos
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En la parte baja
del cuadro original sobresalen de la penumbra algunos elementos metálicos, no
pude traducir lo que serían, pero procuré imitarlos tal y cual el original.
Así mismo hay una señal en la parte derecha que parece indicar un número
(1118?) y que no tiene nada que ver con el año de creación del cuadro
(1601-1602), ni tampoco es la firma del artista, que reproduzco a
continuación:
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Ni la Wikki ni
ninguna otra cortesana del conocimiento me proporcionaron información válida
sobre este signo o el extraño “2081” que aparece bajo el pie de David.
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Como es natural
pensarlo, por ser una copia no me podía dar el lujo de involucrar mi rúbrica
en un garabato visible, sin embargo, como resultado de la egomanía resolví
darle a Goliat la oportunidad que Michelangelo Merisi le negó y le puse un
dedo meñique en la mano derecha. Lo considero suficiente como para firmar mi
versión.
Caravaggio se
autorretrató como Goliat en esta obra, por lo cual el rostro del caído
implicaba mayor importancia. Fue entonces la parte que decidí trabajar para
el final.
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A continuación
el resultado de las más de 180 horas que me tomó realizar la copia, junto al
original que descansa en el Museo del Prado. Constatamos que no se necesita
ser homosexual para trabajar buen óleo. Eso sí, la genialidad del italiano,
como maestro, no tiene comparación, y dado que las dificultades de su tiempo
suponían que cada artista fabricara sus tintes, pinceles y casi la totalidad
de sus herramientas, resulta todavía más entendible por qué hablamos de una
Clásica Pieza Maestra.
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