La concha política‏



Si los parásitos toxicómanos que llamamos futuro del país -y llenan con sus deformidades mentales las aulas de las mediocres facultades de derecho de las mediocres universidades de nuestro mediocre sistema educativo- sirvieran en realidad para un poco de aquello que sus mentores, profesores y “ejemplos” profesionales no pudieron servir (ni podrán), es de creer que hace tiempo se habría gestado ya un movimiento de reforma política digno de una comunidad estudiantil responsable con el proceso social, el bienestar de la comunidad y el desarrollo del país; claro, es de suponer también que quizá el consumo deliberado y abusivo de alcaloides, la cultura del sexo fácil –y a decir verdad de pésima calidad-, la rumba del reggaetón (cáncer (¿sífilis?) social de la última década) y el abuso de la internet como subterfugio de vida (allá a donde te metes cuando no tienes huevos para vivir la vida real) resultaron ser los insuperables impedimentos para que los famosos movimientos estudiantiles, marchas y tanta pollada de chiflamicas que vemos constantemente por televisión no pasaran de ser sino paseos para que nuestros “jóvenes” vayan de ligue, se unten de venéreas y la pasen súper cool mientras la gente cree que en realidad están, como dijeran los de décadas pasadas: “luchando por el pueblo”.

Bah!, Luchas las de la UFC o la Strike Force.

Ya que muchos no lo recuerdan y la inmensa mayoría ni lo sabe, comenta el escribiente que fue de ese modo como por allá a inicios de los noventa se cambió la constitución: partiendo de la ambiciosa visión de cambio social de un grupo de estudiantes.

Acá las reformas todavía las hacen en el congreso, los congresistas, por supuesto. Mismos que combatieron con uñas y dientes (entiéndase mentiras e injurias) la reforma política planteada por el gobierno Uribe hace algunos años, para que no les bajaran el salario, los pusieran a trabajar, impusieran drásticas sanciones políticas y penales para los crímenes cometidos por ellos desde su curul de honor y redujeran la siempre devastadora corrupción y el clientelismo.

Supongo que conoces a muchos que le creyeron a los profesores y otros parásitos del erario cuando promovían la abstención frente al referendo, y finalmente no lo votaron (ni siquiera en contra) en lo que configuró un sabotaje de masas que simple y llanamente dejó las cosas tal y como ya venían: gorrinas, inmundas.

Ahora que maquillada de “reforma a la justicia” se intenta cometer una canallada legal –a toda luz constitucional- y puramente política, es cuando volvemos la mirada a nuestros congresistas y ellos, como siempre, esconden el culo (tan de paja como es usual) y disimulan que, por estímulos monetarios o por avasalladora conveniencia, estaban maquinando la atrocidad clientelista, corrupta y amainada más repugnante de los últimos qué… ¿doscientos años?

De lejos es obvio que don Andrés Felipe Arias y los Nule son los principales artífices de esa sórdida empresa, así que no merece la pena ahondar en lo sabido. Pero merece la pena ver qué hacemos los plebeyos por sacarnos del colofón rectal el racimo de dedos que más de doscientos congresistas nos han querido meter con su controvertidísima reforma.

Por ahora, se ve, está en planes un referendo. En principio supone uno que buscará que el proyecto de ley que convierte a los congresistas en monstruos invulnerables y en santos inocentes a los ladrones del erario se caiga y con ello se vengan abajo las aspiraciones de los corruptos, o sea, de los más corruptos. Pero, ¿nos quedaremos meramente en principio?

¿Qué pasará entonces con nuestros honorables representantes?

Recuerdo que con eso del proceso 8000, hace casi dos décadas, el presidente (Samper, el gran narcotítere) fue juzgado por el congreso, que falló contra toda prueba y lógica racional a favor del entonces mandatario cometiendo el más impune prevaricato de que se tenga noticia en los anales de la historia colombiche. A esos congresistas, al final, no les pasó nada. Bueno, algunos ya murieron, pero de viejitos, y la pasaron bueno con la guita y los favores políticos que obtuvieron por su actuación, y tuvieron licor y mujerzuelas, o bueno, eso último quizá no en todos los casos, qué sabe uno… En fin, para no desviarnos –pese a que se pone interesante siempre una charla cuando se va a lo de licor y mujerzuelas- es importante que el colombiche común tenga ya en manos una herramienta para impedir que de nuevo los congresistas envueltos en esta novedosísima treta no sólo no se salgan con la suya, sino que reciban un castigo o reprimenda, y ojalá que en esta vida natural humana. Por eso es que uno piensa que el referendo debería incluir cambios constitucionales sobre las sanciones hacia los congresistas, obligar al voto abierto para que el elector vea qué putadas hace y deshace su representante, imponer sanciones vitalicias para la ocupación de cargos públicos; y por qué no, reducir también las prebendas de su honorable sinecura, imponerles a ellos y a todos los servidores públicos de elección popular el salario mínimo; e incluso diría que, como en mi mundo ideal, se debería penalizarles con castración química por las comprobadas violaciones y sodomías que hagan a la justicia (además claro, desenterrar a los congresistas muertos que prevaricaron durante el proceso 8000, molerles los restos a palos y lavarles en orina como un claro ejemplo del odio sobrenatural y esecatológico de las masas).
En este país donde tanto nos burlamos de todos los vecinos del Orinoco hacia el naciente y del Putumayo para abajo, nos faltan los huevos que sí tienen nuestros vecinos para disolver congresos, incendiar políticos y hasta botar presidentes; quizá porque en medio de tanta violencia nos consideramos convenientemente tan civilizados…
Sin ir tan lejos –tan deliciosamente lejos-, deberíamos aprovechar el referendo para replantear el valor del voto en blanco, y así sea este el vehículo para deshacernos de gran parte de la clase politiquera cochina que de generación en generación se burla de nosotros (oh, los Gaviria…). ¿Y cómo? Pues dándole al voto en blanco el poder de asesinar políticamente a todos los candidatos que no superen su umbral electoral. Así, si un prospecto de ladrón, prevaricador o corrupto cualquiera pretende acceder a un cargo público de elección popular, deberá por lo menos (aún perdiendo) obtener una votación superior a la que obtuviese el voto en blanco, o ser sancionado vitaliciamente con la imposibilidad de acceder a cargo público alguno porque hay una expresa manifestación popular de desprecio hacia su figura como político; si sucede en organismos como el congreso, pues mucho mejor, y carajo, si nos quedamos sin congresistas que superen el voto en blanco pues entonces vétenlos a todos, y que se arme la podrida puesto que más podrida no puede estar ya.

Podríamos convertirnos en la primer nación del orbe que da un uso verdadero, digno, real, a esa herramienta hasta ahora ridícula que la furcia de los vivarachos (llamada democracia o algo así) nos ha puesto en manos desde los tiempos de la primera historia helénica.
Eso piensa uno, claro está, y qué difícil que lo entiendan los nuevos, los del Ska y el reggaetón, la marihuana por hobby, metanfetas por rumba y sexo mediocre por pasatiempo, el “futuro de Colombia”, como los llama seguramente la revista Shock.

En tanto los pillos consumen la jarra, pues bueno, prepararnos para ver con qué nuevos micos, estrategias y astucias de superhéroe chibcha se defienden del clamor popular nuestros legisladores y gobernantes, tergiversan el referendo y lo terminan poniendo al servicio de nuevos intereses o nuevos actores. Uno cavila y se da cuenta de que para hacer la ley se deberían elegir personas que por lo menos sean abogados, pero recapacita y se da pronto cuenta de lo inmensamente peligrosa que resultaría esa sutil fórmula… en últimas, quizá no tengamos salida alguna, claro, como no sea esperar a que en realidad el gran colisionador de hadrones falle, Apofis acelere su marcha, o -de nuevo- nos decidamos todos a caminar con los ojos cerrados hacia el océano. Así de triste va la concha política...

Sin ninguna esperanza en la juventud colombiche, pero seguro de que algo harán Radamel Falcao y los muchachos para meternos en Brasil 2014, suscribo con un fuerte abrazo para vos, tan paciente con estas líneas.


Queen

Comentarios

Entradas populares