Otras erratas


Otras erratas
Una propuesta de trabajo colectivo
Michel Sauval

Introducción
Los problemas que presentó la traducción de los “Escritos” de Lacan al castellano podrían haber advertido a los editores de la nueva colección de textos reunida bajo el título de "Otros Escritos". Pero, como veremos, no parece haber sido el caso.
La recopilación más importante de aquellos anteriores problemas fue la que hizo Marcelo Pasternac en aquél libro de título tan explícito: "1236 errores, erratas, omisiones y discrepancias en los Escritos de Lacan en español"[1]. Gran parte de esas correcciones fueron tenidas en cuenta (aunque sin agradecimientos o referencias a la labor de Pasternac) en la reedición “revisada y corregida”[2] del 2008, siempre a cargo de la editorial Siglo XXI.
En el caso de esta nueva colección de escritos de Lacan, la editorial francesa es la misma (Seuil), pero la publicación de la versión castellana pasó a manos de Paidós.  El grueso de la traducción estuvo a cargo de Graciela Esperanza y Guy Trobas. Sin embargo, las puntuales colaboraciones de Silvia Tendlarz, Vicente Palomera, Margarita Alvarez, Juan Luis Delmont-Mauri, Julieta Sucre y Antoni Vicens, todos ellos miembros de la AMP, junto a Jacques-Alain Miller, dan cuenta de cierta responsabilidad institucional en esta tarea[3]. De lo cual cabría esperar el mayor cuidado y rigurosidad.
Hay otra situación a tener en cuenta, además, para esta edición. A diferencia de lo que ocurriera con la traducción de los “Escritos”[4], la mayoría de los textos incluidos en esta nueva recopilación ya fue objeto de algún trabajo de traducción al castellano. Y en algunos casos, esa traducción fue motivo de grandes discusiones. Por ejemplo, el famoso principio de la “Proposición….” de octubre de 1967: “le psychanalyste ne s’autorise que de lui-même[5], y la discusión sobre cómo traducir “de lui-même”: o como “de él mismo” o como “de sí mismo”.
Vale decir, Graciela Esperanza disponía de propuestas de traducción previas, lo cual resalta las elecciones que ha tomado en cada caso, ya que esta traducción de “Otros Escritos” se presenta con validación “oficial”[6] y, por lo tanto, con pretensiones de definitiva.
Ahora bien, a medida que voy releyendo estos textos de Lacan en estas nuevas ediciones (tanto la francesa como la castellana),  voy encontrando errores, erratas, omisiones y discrepancias. No tengo disponibilidad para emprender una corrección sistemática de todo el libro. Mi relectura de estos textos se realiza en el orden y temporalidad que van generando mis lecturas, estudio, clases, etc. Pero advertido ya de lo que ocurrió en su momento con los “Escritos”, pensé que sería útil anotar y comentar los problemas que voy encontrando.
Creo que esta es una tarea que podría desarrollarse colectivamente, recopilando en un texto común los errores o problemas que cada cual vaya detectando, con los correspondientes comentarios y reflexiones. 
En esa perspectiva, publicaremos en el próximo número de Acheronta[7], la primera versión, o primer avance de esta reseña de problemas, que luego iremos ampliando en los sucesivos números. Quienes quieran participar pueden enviarme sus colaboraciones, con los problemas de traducción que hayan detectado
Paso, entonces, a detallar los primeros errores que llevo registrados

El principio de autorización
Comencemos entonces con el famoso principio de autorización del analista, planteado en la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela”, y retomado en otras ocasiones, posteriormente.
Encontramos la frase de la “Proposición…”, en la página 261 de “Otros escritos[8]
·        Página 261: “el psicoanalista no se autoriza sino a sí mismo
En francés: “le psychanalyste ne s’autorise que de lui-même” (página 243 de « Autres écrits »)
Este principio reaparece en la “Nota Italiana”, en las siguientes páginas de “Otros escritos”:
·         Página 327: “El analista no se autoriza sino por sí mismo” (subrayado mío)
En francés es « l’analyste de s’autorise que de lui-même » (página 307 de « Autres écrits »)
·        Página 328: “Aquello por lo que tiene que velar es que, para autorizarse por sí mismo no haya sino analista” (subrayado mío)
En francés es "Ce à quoi il a à veiller, c’est qu’à s’autoriser de lui-même il n’y ait que de l’analyste » (página 307 de « Autres écrits »).
·         Página 328: “Solo el analista, es decir no cualquiera, se autoriza únicamente por sí mismo
En francés es « Seul l'analyste, soit pas n'importe qui, ne s'autorise que de lui-même » (página 308 de « Autres écrits »)
·         Página 329: “El analista, al no autorizarse sino por sí mismo, pasa su falta a los pasadores” 
En francés es « L'analyste ne s'autorisant que de lui-même, sa faute passe aux passeurs » (página 309 de « Autres écrits »)
También en “Televisión”, en la siguiente página de “Otros escritos”:
·         Página 557: “Profiero “el analista solo se autoriza por sí mismo
En francés es « Je profère « l'analyste ne s'autorise que de lui-même » » (página 531 de « Autres écrits »)
Este principio de autorización fue planteado por primera vez en el texto definitivo que tuvo la "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela", publicado en el primer número de Scilicet (en 1968). No aparece en la versión oral, es decir, la que habría sido leída el 9 de octubre de 1967, que fue publicada recién en 1978, en la colección “Analytica”, como suplemento del número 13 de la revista Ornicar?[9].
Esta fórmula tuvo enormes consecuencias en el campo del psicoanálisis: liberó radicalmente la práctica analítica del corset de la autorización institucional y fue la estocada de muerte a la “jerarquía” del didáctico y a la “garantía” de la genealogía de los divanes. La amplitud de sus efectos se puso en evidencia cuando los mismos “lacanianos”, llegada la hora de defender sus propias ortodoxias institucionales, consideraron necesario restringir de algún modo ese planteo. El propio Lacan dio pie para ello en un breve comentario de su seminario del 9 de abril de 1974, cuando señala que las fórmulas de la sexuación podrían expresarse de un modo similar al principio de autorización del analista: « l'être sexué ne s'autorise que de lui-même », “el ser sexuado no se autoriza más que de él mismo”, si se le agrega el complemento « et de quelques autres », “y de algunos otros” (subrayados míos), que, según Lacan, podría “equilibrar” su decir anterior. No conozco otra ocasión en que Lacan haya retomado o insistido en ese “equilibrio”[10], pero fue suficiente para que en el ámbito lacaniano ese “complemento” quedará “soldado” al principio, y la difusión habitual del mismo fuera tomando la forma de un aforismo[11].
El comentario viene al caso porque, más allá de la problemática de dicho principio, esta referencia viene a confirmar que, en francés, la fórmula (tal como lo he señalado en cada caso con las negritas) siempre contiene
1)    La preposición “de”, y no las preposiciones “a”, o “par”, o “pour” (es decir, la preposición “de”, y no las preposiciones “a“, ni “por”, ni “para”) (y ello, tanto en la fórmula del principio como en la del “complemento” propuesto en abril del 74: “de algunos otros”)
2)    La expresión “lui-même”, y no “soi-même” (es decir, “él mismo” y no “si mismo”)
Sin embargo, a pesar del carácter "oficial" (es decir, con el aval de Miller) que tuvo la traducción de Diana Rabinovich publicada en 1987: "El analista solo se autoriza a partir de él mismo "[12] (subrayado mío), por razones todavía no elucidadas, la misma fue progresiva y sistemáticamente sustituida, tanto entre los seguidores como entre los enemigos de Miller, por una variedad de otras expresiones[13]  - "El analista solo se autoriza a/de/para/por…", "El analista no se autoriza sino a/de/para/por", etc.  - todas ellas concluyendo con "sí mismo".
Respecto de la primera parte de la fórmula cabe señalar que «s'autoriser de» es una expresión propia de la lengua francesa, que significa «s'appuyer de» (apoyarse de), «se prévaloir de» (prevalecerse de), «se recommander de» (recomendarse de), donde la preposición utilizada es siempre “de”. Por lo tanto, la traducción correcta es "se autoriza de". Veremos más adelante a qué finalidad responde la sustitución de la preposición “de” por la preposición “por”, como hace Esperanza en estas traducciones de “Otros escritos” (o por las preposiciones “para” o “a”, que se pueden encontrar en otras traducciones y versiones).
Por su parte, la sustitución de "él mismo" por "sí mismo", quedaría convalidada y sancionada por estas nuevas traducciones de Esperanza en “Otros escritos”, tanto en el caso de la "Proposición…"  (página 261), como de la "Nota italiana" (páginas 327, 328 y 329) y de “Televisión” (página 557)
"Si mismo", en francés, es "soi même", que no es lo que escribe Lacan. No es lo mismo el pronombre reflexivo "soi" que el pronombre de la tercera persona "lui". Si decimos "sí mismo" entonces todo gira en torno a la "persona" de aquél que se pretende analista, es decir, quien "se" considera, a "sí mismo", como tal. Recordemos que "sí mismo" es la expresión que suele usarse en psicología como equivalente de los términos "Selbst" en alemán y "self" en inglés.
Si el analista se autorizara por "sí mismo ", entonces no tendría sentido la aclaración que Lacan agrega en la “Nota Italiana”, cuando señala que su tesis no implica "que cualquiera sea analista" porque, "en lo que ella [la fórmula del principio] enuncia, es del analista de lo que se trata, ella supone que lo haya"[14]  (subrayado mío). En francés es "… en ce qu’elle énonce, c’est de l’analyste qu’il s’agit, elle suppose qu’il y en ait"[15]  (subrayado mío).
La tesis de Lacan es, en cierto sentido, "circular", como tantas otras "definiciones" suyas, por ejemplo, la del significante: "un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante". La fórmula del principio diferencia dos "analistas": el que se autoriza y aquello en lo que se autoriza[16]. Hay un "analista", el primero, el que se autoriza, para el que vale "el" ("el analista"), y otro, segundo (en lo que el primero habrá de autorizarse), para el que vale "ello" ("que lo haya"). Es necesario que "haya" analista para que "el analista" pueda autorizarse como tal. El que "haya analista" es la fórmula que Lacan introduce en el seminario XV del "acto analítico": "'il y a du psychanalyste", donde el "du", no es la contracción de la preposición "de" y el pronombre "el", en "del", sino un artículo partitivo, que es una figura del francés que no existe en castellano. Ese artículo partitivo siempre acompaña a sustantivos que no serían medibles. Lacan dice "du psychanalyste" como se dice "du pain" (pan) o "du fromage" (queso), es decir, como una partición de esa referencia (aunque la manera de obtener "du psychanalyste", obviamente, no sea la misma que la requerida para obtener "du fromage"). Dicha partición indica que, del mismo modo que a partir de "du pain" ("pan") no obtenemos forzosamente "un pain" ("un pan"), la autorización del analista no hace de este un "uno", es decir, "un" psicoanalista. El partitivo efectúa en la lengua lo que Lacan inscribe en la lógica con el no-todo[17] . En otros términos, por esta misma relación de autorización, el analista es "no todo" analista, o lo que es lo mismo, no es "un" analista. Si “el analista” primero se reflejara en “si mismo” estaríamos configurando la idea de "un" analista, lo que conlleva la pertenencia a una supuesta clase, para el caso, la de los psicoanalistas. De ese modo, en un solo paso quedan asociados la identidad – ser psicoanalista – y la pertenencia a la institución garante[18] . En cambio, la tercera persona expresada en “el mismo” establece los límites de esa “mismidad”.
Se comprende, también, la solidaridad del cambio de la preposición “de” por la preposición “por” en las traducciones de Esperanza, con este deslizamiento desde “el mismo” hacia “si mismo”, prefiriendo el carácter instrumental de la segunda al carácter material de la primera.



Acerca del “entusiasmo” en la "Nota Italiana"
(“Otros Escritos”,  páginas 327 a 332)
·         Página 329: "Es lo que el analista ha debido al menos hacerle sentir.  Si él no lo ha llevado al entusiasmo…" (subrayado mío)El texto en francés, en la edición Seuil[19], es «C’est ce que l’analyste a dû lui faire au moins sentir. S’il n’en est pas porté à l’enthousiasme… » ("Note italienne", en " Autres écrits", página 309) (subrayado mío)
Vayamos por partes. Comencemos por la segunda frase de esta cita.
Existe una traducción anterior de la “Nota Italiana”, de Carmen Gallano y Vicente Mira, publicada originalmente en "Fascículos de psicoanálisis": "La Escuela a ojos vista", Coloquio Uno por Uno, Madrid, 17 Noviembre 1990, Editorial Eolia. Dicha traducción[20] (que circula desde hace años, con la correspondiente autorización de Jacques-Alain Miller), reza así: "Si ello no le lleva al entusiasmo…" (subrayado mío)
Y también tenemos una tercera traducción, que es la que se ha incluido en la edición argentina del libro de Colette Soler “Los afectos lacanianos”. Luciano Lutereau y Agustín Kripper, bajo la supervisión de Pablo Peusner (y supongo que también de la autora) han optado por la siguiente forma: "Si no es conducido al entusiasmo…" (subrayado mío), con la siguiente aclaración en nota a pie de página: "Lacan, J., "Note italienne", en "Autres écrits", op. ci., p. 309"[21], es decir, toman nota de la referencia original del francés. ¿Por qué los traductores de Colette Soler prefirieron innovar con "es conducido" en lugar del "lo ha llevado" o "le lleva"? No parece ser un simple "error"[22], puesto que el supervisor, Pablo Peusner, conocía muy bien la versión de Gallano y Mira[23]. O es una decisión consciente, o un lapsus político[24].
Como lo señalé en mis subrayados, en el texto en francés hay un "en" ("s’il n’en est pas porté…") que es completamente omitido en el libro de Soler ("si no es conducido…."), y que es traducido de modos diferentes por Gallano-Mira y por Esperanza. Los primeros traducen utilizando el pronombre neutro "si ello no le lleva…". En cambio Esperanza prefiere darle carácter masculino a dicho pronombre: "si él no lo ha llevado…". ¿A qué o quién refieren ese "ello" (Gallano y Mira) o ese "él" (Esperanza), que Soler directamente omite?
Esto nos remonta a la primera frase, donde nos esperan nuevas sorpresas. La edición Seuil de "Autres écrits" modificó el texto original (o que considerábamos como tal hasta entonces). Como señalamos más arriba, en la página 309 podemos leer: « C’est ce que l’analyste a dû lui faire au moins sentir »  cuando, desde su primera publicación en 1978 (en « Lacan en Italie») hasta ahora, en las diferentes publicaciones de la "Note italienne" siempre había figurado lo siguiente: « C’est ce que l’analyse a dû lui faire au moins sentir ». Así figura también en la versión que ofrece el sitio de la EPFCL (ver aquí) así como en el "Pas tout Lacan" de la école lacanienne de psychanalyse (ver aquí). De hecho, así es cómo fue tomado en la traducción de Gallano y Mira (autorizada por Miller) desde 1990: "Es lo que el análisis ha debido, al menos, hacerle sentir"[25].
¿A qué se debe esta modificación del texto de la carta de Lacan en "Autres écrits"? Si solo se trató de una "errata" en la versión francesa, ¿por qué los traductores al castellano de la edición Paidós de "Otros escritos" no la hicieron valer como tal[26] , y en cambio la han tomado por válida, escribiendo: "Es lo que el analista ha debido…"  (página 329 de “Otros escritos”)?
Si (como Lacan indica en el párrafo anterior) para saber "ser un desecho" (“rebut”)[27], el analista "debe haber cernido la causa" de su "horror de saber", es evidente el contrasentido que implica decir que eso sea lo que "ha debido, al menos, hacerle sentir" su "analista" en lugar de su "análisis". Escribir "analista" implicaría una común medida entre "la causa de su horror”, del analizante, y la de su "analista" (amén de la pregunta que surgiría respecto de cómo un "analista" podría "hacerle sentir" cosas a sus analizantes). En cambio si, como escribe Lacan, la "causa" que "debe haber cernido" es la de "su horror, del propio, el suyo, separado del de todos, horror de saber"[28] , entonces eso es algo que solo puede correr por cuenta de su "análisis".
Paradójicamente, el forzamiento, en la edición castellana del libro de Soler, de traducir "conducido", a pesar de ser anterior, cronológicamente, a la edición Paidós de "Otros escritos", se alinea cabalmente con las implicaciones de la modificación que ahí se hace de la frase anterior. En efecto, si es del "analista" de quien depende que el analizante "sienta" que es un "desecho", y así alcance el "entusiasmo" (que atestiguaría su conversión en analista), el verbo "conducir" resulta muy adecuado para dar cuenta de esa operación. Y la omisión lisa y llana del "en" francés es tanto o más "conveniente" que el forzamiento al que se ve obligada Esperanza con ese masculino "él" del pronombre de tercera persona

·         Página 328: "No-todo ser que habla podría autorizarse a hacerse analista. Prueba de ello es que el análisis es ahí necesario, aunque no es suficiente"  (subrayado mío)
En francés dice «Pas-tout être à parler ne saurait s’autoriser à faire un analyste. A preuve que l’analyse est nécessaire, encore n’est-elle pas suffisante»[29] (subrayado mío).
Gallano y Mira ya habían percibido que no es lo mismo decir « faire un analyste » que « se faire analyste », que es lo que correspondería a la traducción que propone Esperanza, y por eso se atuvieron a una traducción más literal: "hacer un analista"[30]. Ahora bien, la introducción de ese "se" reflexivo en la traducción de Esperanza no cae del cielo. Es la consecuencia directa del modo en que traduce la fórmula de la autorización del analista, que aparece unos renglones antes, y que hemos comentado más arriba.

El psicoanálisis. Razón de un fracaso
(“Otros escritos” páginas 361 a 369)
·         Página 361: “Una pizca de entusiasmo (…) acogió esas palabras que fueron entonces tan desleídas que la espátula no las abandonó más por diez años
En francés figura: « Un rien d’enthousiasme (…) accueillit ces propos qui en furent si gâchés là, que la gâche ne les quitta plus pour dix ans » (página 342 de « Autres écrits »)
En el término “espátula”, Graciela Esperanza coloca una nota a pie de página donde señala: “Juego de palabras entre el verbo “gâcher”, una de cuyas significaciones es “desleir” o “diluir”, y “gâche”, “espátula, instrumento que puede usarse para este fin”. Véase la nota n° 2 de “Alocución sobre las psicosis del niño”, página 389 de este mismo volumen”.
Es evidente que hay un juego de palabras. También es cierto que uno de los significados asociados a “gâche” es el de espátula (“Sorte de spatule dont se servent les pâtissiers”, “especie de espátula que utilizan los pasteleros”). Y también es cierto que uno de los sentidos asociados a “gâcher” es “diluir” o “desleir”: “délayer (le plâtre, le ciment, le mortier) avec de l'eau”.  Con lo cual Esperanza transforma un juego fonético en un juego semántico. Pero ¿son esas las referencias implicadas en el juego? Obviamente, la discusión es una cuestión de interpretación.
Ahora bien, para cualquier oído, “la gâche” ya es en sí un juego de palabras (antes mismo de cualquier asociación con “gâchés là”), puesto que es homofónico de Lagache, uno de los fundadores, con Lacan, en 1953, de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (en ruptura con la Sociedad Psicoanalítica de París, miembro de la IPA), pero que luego negoció con la IPA la llamada “excomunión” de Lacan, y con quien se plantearon rápidamente (en 1958, en el congreso de Royaumont) diferencias en torno a la noción de estructura: "la estructura de que hablamos no tiene nada que ver con la idea de la 'estructura del organismo' "[31] sostenida por Lagache. Y justamente, en el párrafo anterior de este juego de palabras, Lacan refiere a la metáfora y metonimia, para luego, en el párrafo siguiente criticar la “hipótesis psicológica”[32].
Por lo tanto, podríamos decir que el juego de palabras que propone Lacan funciona fonéticamente, que la asociación más inmediata con “la gâche” es Daniel Lagache, y que los sentidos que más convienen al verbo “gâcher”, antes que diluir o desleír, serían los siguientes: “Accomplir négligemment et grossièrement une tâche” (“realizar negligentemente o groseramente una tarea”), “Perdre ou compromettre quelque chose par un mauvais usage” (“perder o comprometer algo por un mal uso”), es decir, más bien el sentido de “estropear”.
No encuentro un sinónimo de “estropear” o una traducción de “gâcher” que permita mantener el juego de palabras al nivel fonético que exige la fijeza  de la asociación con el nombre propio Lagache. Pero no estoy seguro que la “espátula” de Esperanza nos permita modelar una torta mejor que estas eventuales aclaraciones (que ella tampoco pudo obviar ya que tuvo que explicar la razón de su intento de juego semántico).


Discurso en la Escuela Freudiana de París

·         Pägina 288: “pongo allí un no analista en perspectiva, aquel que se puede captar …”En francés dice:  « j’y mets un non-analyste en espérance, celui qu’on peut saisir  … » (página 270 de « Autres écrits »)
Encontré en la página 59 (en la nota a pie de página número 60) del libro de José Attal “El pase, ¿a título de qué?” (traducción de Susana Bercovich) el señalamiento crítico de la traducción en “Otros escritos” de “espérance” por “en perspectiva”. Cuál es el sentido de apelar a esta “perspectiva” en lugar de la traducción más apropiada por “esperanza”? (casualidades: la misma palabra que el apellido de la traductora, Graciela Esperanza).





[1]  Ver presentaciones de las ediciones de Epeele y de Oficio Analítico
[2]  En dicha reedición se indica que  la revisión del texto corrió por cuenta del “equipo editorial de Siglo XXI y Gabriela Ubaldini, siguiendo la edición francesa del texto integral”, sin explicitar ninguna de las revisiones o correcciones que se hicieron respecto de las ediciones anteriores.
[3]  La propia Gabriela Esperanza refiere  que “tampoco estuve, ni estoy sola en esta empresa, mi amigo y colega Guy Trobas aceptó, por pedido de Jacques- Alain Miller, trabajar conmigo a la par en esta tâche, que desbordó y sobrepasó ampliamente el simple mote de “corrección”. Ver “Intraducir a Lacan”, revista Virtualia n° 25, noviembre 2012
[4]  La primera traducción al castellano, publicada por la editorial Siglo XXI, en 1971, estuvo a cargo de Tomás Segovia, con la supervisión de Juan David Nasio y del propio Lacan.
Recomiendo la lectura del segundo capítulo ("Pequeña historia de la edición española de los Escritos de Lacan a través del testimonio de sus protagonistas") del mencionado libro de Pasternac
[5]  Jacques Lacan, “Proposition du 9 octobre 1967 sur le psychanalyste de l’Ecole”, en “Autres Ecrits”, Seuil, página 243
[6]  Jacques Lacan figura como autor, vía la autorización de su “heredero” Jacques-Alain Miller
[7]  Acheronta, revista de psicoanálisis y cultura – www.acheronta.org
[8]  Jacques Lacan, "Otros escritos", editorial Paidós
[9]  La primer traducción al castellano estuvo a cargo de Irene Agoff y fue publicada en el primer número de la versión castellana de “Ornicar?”, en la Editorial Petrel, Barcelona,
[10]  Las veces que retoma el principio, como, por ejemplo, en “Televisión” (página 557 de “Otros escritos”), siempre se mantiene fiel a la formulación dada en la “Proposición…
[11]  Es común la siguiente redacción unificada: "el analista sólo se autoriza de sí mismo y de algunos otros", como si fuera una cita única. Ver recopilación de ejemplos en www.sauval.com/articulos/autorizaanexo.htm
[12]  Jacques Lacan, "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela" (traducción de Diana Rabinovich), en "Momentos cruciales de la experiencia analítica", Editorial Manantial, Buenos Aires 1987, página 7
[14]  Jacques Lacan, "Nota italiana" , en "Otros escritos", Editorial Paidós, página 328
[15]  Jacques Lacan, "Note italienne", en "Autres écrits", Edition Seuil, página 308
[16]  Análogamente para la definición del significante: hay dos significantes, uno que representa al sujeto, y otro ante el que el sujeto es representado por el significante anterior. Con lo cual, aunque son dos significantes, no por ello podrían incluirse en la misma clase de los significantes.
[17]  Ver al respecto Guy Le Gaufey, "El no-todo de Lacan", Editorial Cuenco de Plata
[18]  Ver al respecto Raquel Capurro, "Del analista y del analizante", publicado en el número 25 de la revista Acheronta
[19]  Hay otras versiones, como veremos a continuación
[20]  Está disponible en internet en el sitio de la EOL
[21]  Colette Soler, “Los afectos lacanianos”, Editorial Letra Viva, página 126
Citado correctamente en la versión francesa “Les affects lacaniens”, Ed. PUF, página 135
[22]  Sobre todo teniendo en cuenta que no se trata de la traducción de un pasaje de texto de Soler, sino de una cita de Lacan
[23]  Al menos desde julio de 2009, puesto que para esa fecha la incluye en su blog : ver aquí
[24]  Ver análisis del mismo en “El ‘afecto’ del analista”.
[25]  Ver en el sitio de la EOL (aquí)
[26]  Claro que, conociendo la actitud sumisa y disciplinada que los seguidores de Miller han tenido, históricamente, ante todos los problemas de establecimiento del texto que se han planteado respecto a los Seminarios, o los problemas de traducción de los "Escritos", no debería sorprendernos que dicha actitud prosiga, incluso ante alteraciones tan groseras como esta, de los escritos de Lacan
[27]  Aquí también tenemos algunos matices a tomar en cuenta. La palabra “rebut”, en francés, tiene también un sentido de rechazo o descarte más fuerte que el que puede asociarse al término castellano “desecho”. En francés, “rebut” significa también « Action de repousser d'une façon humiliante » (“acción de rechazar de modo humillante”), « Sans valeur, bon à jeter » (“sin valor, bueno para nada, o para descarte”), «Ce qu'il y a de plus vil » (“lo que hay de más vil”).
Acuerdo con la traducción por “desecho”, pero creo que este es uno de esos casos en que valdía una aclaración de este tipo, por parte del traductor 
[28]  Jacques Lacan, "Nota italiana", en "Otros escritos", Editorial Paidós, página 329
[29]  Jacques Lacan, "Note italienne", en "Autres écrits", Edition Seuil, página 308
[30]  Ver traducción de Gallano y Mira en internet en el sitio de la EOL
[31]  Jacques Lacan, "Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache", Escritos II, Siglo XXI Editores, página 630
[32]  Jacques Lacan, “El psicoanálisis. Razón de un fracaso”, en “Otros escritos”, Editorial Paidós, página 362

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