Tà'lento‏





Talento. (Del lat. talentum, y este del gr. τάλαντον, plato de la balanza, peso).
1. m. inteligencia (‖ capacidad de entender).
2. m. aptitud (‖ capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación).



Eso que sueles llamar talento no es sino la combinación correcta de aptitud y actitud. Aquel que te diga que el talento es cosa innata intenta justificar su mediocridad o sencillamente no se ha puesto a pensar jamás en el increíble y constantemente desperdiciado potencial humano, su propio potencial.

Claro, esta no es una charla de autosuperación, como bien dice Palahniuk: “La autosuperación es masturbación”. Acá nos detiene un poco eso del brillo aparentemente natural de algunas personas en algunas áreas.

La aptitud, estimado contacto, es apenas la primera parte de la situación. Con apenas mínimas diferencias genéticas podemos decir que todos los seres humanos nacemos con aptitudes similares, somos aptos para realizar las mismas tareas y en promedio nos enfrentamos a las mismas amenazas y dificultades físicas naturales para conseguir cada una de ellas. Por esas mínimas diferencias algunos aprenden a hablar un poco más tarde, un poco antes; caminan temprano o relativamente tarde en el ciclo de desarrollo pueril, etc.


La actitud es en realidad lo más importante.


No tocarás la guitarra como Steve Vai @ sentándote por un par de horas a desearlo, ni jugarás fútbol a la altura de Messi @ imaginándolo simplemente. Hay cosas para las que hay que entrenar muy duro si se quiere ser muy bueno. Todas.

Se puede, entonces, tener pleno uso de las facultades mentales y cognitivas, cinco dedos en cada mano, dos manos y dos piernas; pero es en realidad la actitud frente a las cosas lo que te pone cerca o lejos de ser brillante en el desempeño de una tarea. De lo contrario, como en el soccer, se dice que “tiene de todo, pero le faltan huevos”, que es como se describe a quien, pudiendo, no tiene voluntad de hacer, actitud para ser diestro.

Se puede, sin embargo, pecar de muchos huevos y pocos recursos, que es comúnmente otro factor determinante en el fenómeno del ridículo social.

Uno se pregunta ¿cómo es que hay tantos que sobrestiman sus grises facultades creyéndose estrellas en lo que hacen?

¿Cómo hay tanto cretino pretendiendo que es un “Talento” en algo?

Y también es fácil entender que sería imposible saber si hay por ahí en el mundo muchos Messi dedicados a la odontología o como delivery boys de servicio postal; o saber cuántos Paganinis o Mozarts hay por ahí vendiendo lechona o haciendo fritanga con mote, o como asistentes de cámara de productora pornográfica en Suecia (perdón, es que no se me quita de la cabeza ese noble trabajo); porque evidentemente pudieron no tener sencillamente ganas de explotar esas pequeñas diferencias que físicamente los hacían aptos para otra cosa absolutamente diferente.

Lo que a mí, lejos de costarme entender, en realidad me enfada un poco, es que en este país se copie un nuevo formato de reality show internacional en donde se le permite a cualquier jilipollas presentar un acto cualquiera patético y deshumanizante con el pretexto de hacer una exhaustiva búsqueda de “talento”.

Hay que recordar que acá en el coloso del norte tenemos aptitudes todas para competir en cualquier área (con excepción matizada de los limitados mentales que nos gobiernan), y en carrera contraria alimentamos también una actitud desidiosa, perniciosa, amiga de lo ajeno, de la difamación, la reyerta, el crimen organizado y la sevicia, que nos hace ser en suma tan talentosos para realizar no sólo los horrores que a diario llenan planas de diarios y noticieros, sino los que también nos hacen tan insufribles los días en el barrio y el trabajo.


¿Talento?

Qué programita terrible ese de las noches.


Bah!, una actitud cínica y una aptitud para la malevolencia y la perfidia son en realidad el común denominador de la mayoría de los conciudadanos nuestros. Qué bueno saber que no es del todo el Nuestro, tuyo y mío, que intentamos refrenar las malas actitudes a ver si un día nos volvemos dignos criadores de nuestros críos.

Lo demás es patéticamente hilarante. Le surgen a uno algunas dudas si lo cavila…


¿Es Talento imitar a Shakira?

¿Lo son los espectáculos social-suicidas de los cantores, bailaores y payasos de semáforo?

¿Quién carajos es Shakira?

¿Se presentaría alguien verdaderamente talentoso en un programa como ese?

¿Quién, en el mundo, es Shakira?

¿Qué hago perdiendo el tiempo en diatribas contra un reality show?


Pero eso sí, ¡qué mujer la Turbay!, reúne las condiciones de la mujer de los sueños y/o la novia a la que uno termina cascando en casa a la vuelta de la fiesta:

1.   Hermosa
2.   Patilarga
3.   Se las goza todas
4.   Se toma todo el trago
5.   Se abraza con todos, se baila una marcha fúnebre
6.   No se cabrea si la llaman tonta
7.   Posiblemente se vomita al final de la farra
8.   Vuelve al día siguiente como si nada a una nueva reunión


El segundo nombre de Paola… ¿no era “Mas”? Bueno, no importa, sí hay que apreciar que la señora en cuestión alcanzó este año el pináculo de su evolución sensual, y hay que aplaudírselo antes de que empiece su curva descendente, y en veinte años, quede igual o peor que la abuelita del otro canal en la misma franja.


¡Bah, “talento”!


Un abrazo sin enfados, con gran actitud!


Queen

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