Carta abierta al Comité Olímpico Internacional (OIC)
San Juan de Pasto, Colombia, bla-bla-blá, de 2012 durante lo de Londres.
Saludos, caraduras.
Cuando era yo chico (y espero que espere su deseo de parar de leer aquí sintiendo que poco puede importarles mi cada vez más lejana niñez), durante las festividades del colegio, al hijo de la profesora lo ponían a correr en la misma categoría que yo, que era dos años menor. Y bueno, si tienes 102 años y tu rival tiene 104 la verdad que no hay mucha diferencia, pero cuando se tiene 8 y tu rival 10, pues la afectación es considerable en competencia; y el mocoso ese me ganaba y me ganaba cada vez (mínima era la diferencia, claro) muy a pesar de que fuera yo un prospecto de súper atleta local –“vástago del viento”, “tormento de los tenis”, “bólido nafta”, etc-, pisoteando mis sueños, ya por entonces de naciente misantropía, de pisotear los sueños de los demás.
Bueno, era obvio que el chiquillo ese ganara, pero lo ultrajante era que competía no sólo en los cien metros contra nosotros los menores, sino que igual corría y ganaba –como es natural de pensar- también los doscientos, la milla, la quincana y hasta la ida al baño. El ganador de cada prueba recibía la confitería que con el fondo común se había dispuesto comprar para tales efectos, y claro, todo iba derechito a los bolsillos del abusón solapado, que se devolvía a casa a intoxicarse seguramente durante días con deliciosas chucherías comestibles. Está visto que no eran medallas de oro los premios en cada carrera, pero por ahí llego fácil al busilis de mi cuestión…
¡Manifiesto mi profundo descontento y hago enérgico reclamo –en nombre de todas las naciones barrio-pobres del mundo-, por la cantidad inmoral de medallas que le han permitido colgarse al cuello al norteamericano Phelps!
Es que con sus dieciocho oros, dos platas, dos bronces y un cuarto lugar, ¡tiene un palmarés más holgado que el de muchas naciones del mundo en toda su historia olímpica! (Argelia, Chile, Eslovenia, India, Marruecos, Mongolia, Portugal y hasta una tal Colombia, entre otros). Y cualquier racional piensa que si el chirrete yanqui es suficientemente ganador en la categoría de 50 mts. (que en efecto lo es de sobra), pues al igual que el vástago de mi profesora de infancia va a arrasar con todas las demás competencias, y que lo más justo sería hacer como sucede en la gimnasia, donde el ganador de UNA y sólo UNA medalla olímpica resulta del promedio de todos los aparatos en los que realiza sus rutinas; no hay medalla para el caballete, las anillas, las paralelas y las simétricas por separado. Se nota que los chinos, pese a ser como diez mil millones, no tienen tanto poder como los yanquis dentro de este comité como para obtener también una medalla de oro por cada vez que se suben y se bajan de algún aparato de monerías.
Ya el daño está hecho, pero podríamos evitar que se repita unificando el criterio de victoria en todas las pruebas de un deporte como la natación, al cual este servidor –permítaseme la opinión- apenas considera una terapia de rehabilitación para enfermos crónicos o terminales más que una disciplina deportiva; con el respeto, tarde pero expreso, que quizá merezcan mis amigos bañistas de poceta y/o balneario norteño local; y así se premien finalmente con una o hasta dos medallas (en el caso de los relevos) a los mejores promedios de los nadadores australianos o norteamericanos (que parece que en el mundo no hay más), y no con diez o doce, más triste aún: que levante un solo tipo.Chirrete.
Sutileza para incrementar la indignación: Éric Moussambani, de Guinea Ecuatorial, fue a Sídney (AUS) hace 12 años a representar a su país en natación, ¡y atravesó una piscina completa! En lo que fuese, claro, una representación puramente simbólica de dizque ‘orgullo deportivo’ ya que el negrito no había visto en toda su vida tanta agua reunida antes y apenas si chapuceaba como quien no quiere volver a casa en talega negra.
Para cerrar, señores, quedo en furiosa espera de que un día acepten el patinaje como disciplina olímpica y así mi país patee algunos culos del mundo en algo que no sean estadísticas de supuesta lucha antinarcótica. Me dicen los más doctos que para que una disciplina sea olímpica deben casi todas las naciones del globo tener una federación local de ella, y mientras busco en el directorio del mundo el número de la Federación Mozambiqueña de Bádminton o la Etíope de Clavado, tendré que pensar que muchas de las disciplinas deportivas actuales sólo son excusa para que los gringos y los chinos (que son los nuevos rusos) se disputen la imagen de gran nación y superpotencia orbital atlética poniéndoles la bota en la jeta a todas los demás pueblos del mundo.
Pero Ducunt fata volentem, nolentem trabunt (‘El destino conduce al dócil, arrastra al desazonado') y atendiendo, he de tener que aceptar que ciertamente cuando los logros son pocos, como los de aquel país del que el escribiente proviene, se disfrutan con las nalgas al borde del asiento y las manos sacando a mechones los cabellos de la melena; y los ojos se llenan de lágrimas y los perfiles de feizbuk se llenan de puteadas contra el pobrísimo apoyo gubernamental a nuestros deportistas; y hasta quizá sea mejor.
Y para allá voy, a ver si la Pajón nos llena de la gloria inmarchitable de la que el cantito de estadio nos habla, por lo menos por un rato.
Consciente de que mi perorata no llegará a vuestro conocimiento, por lo menos a tiempo en los siguientes veinte juegos olímpicos; pero no por ello menos tranquilo y ciertamente más aliviado, suscribo entonces:
No tan furioso pero igualmente –y como es habitual-, indignado,
Queen
Quincana. (Col.) Decatlón de barriada. Prueba compuesta de pequeñas pruebas de habilidad en que participan los asistentes a una kermés, pollada, agua de lulo o bailanta.
Chirrete. (Col. Coloq.) Toxicómano, farmacodependiente. Individuo entregado al consumo deliberado y crónico de sustancias alucinógenas. Marihuanero.
http://cdn05.cdn.justjared.com/wp-content/uploads/2009/01/phelps-bong/michael-phelps-smoking-bong-05.jpg
Feizbuk. (Coloq. Despec.) Facebook. Chismoseadero local. Esquina del chismorreo del barrio virtual global. Subterfugio de donnadies.
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