De la cosa genital a la sexualidad


Juan Guillermo Uribe
Foro del Campo Lacaniano de Medellín - IF

Edición Esteban Ruiz Moreno

Buenas tardes.
Debo repetir mis agradecimientos a la Universidad Mariana por esta invitación que por lo demás, me honra. Voy a hacer una intervención con el título “De la cosa genital a la sexualidad”, lo que puede considerar como un periodo de 30 años en la enseñanza de Freud; desde 1885 a 1915, enseñanza que dura hasta su año de muerte en el 39, pero yo aislé este periodo de treinta años para mostrar, a propósito del evento sobre investigación que se desarrolla, un hecho y es: la importancia de la investigación y sobretodo del rigor de un método. Hoy, en las universidades, no solamente en ésta, sino en todas las universidades del mundo, hay un empuje a la investigación y al rigor del método y a la obtención de resultados.
De una manera muy sencilla, antes de proceder al contenido de mi exposición, quisiera decir unas palabras sobre el problema de la investigación. Primero que todo, en la universidad nos hemos ocupado de dividir la investigación en cuantitativa y cualitativa, sobretodo en términos de las ciencias llamadas sociales o humanas; no tiene este problema la física ni la química. Nosotros tenemos el problema de la división entre cuantitativo y cualitativo, puesto que el sujeto del cual nos ocupamos es un sujeto humano en circunstancias sociales, en coordenadas específicas, complejas, que van desde lo familiar a lo social, que está inmerso en lo político, en lo económico, y que sufre las consecuencias de la naturaleza, de la fragilidad de su cuerpo y de la relación y el vínculo con los otros. En ese sentido entonces, cuando hacemos la división propedéutica, en el sentido didáctico, de cualitativo/cuantitativo siempre nos encontramos, y creo que mis colegas que están acá, psicólogas de las universidades de Bogotá que han invitado y las que trabajan y los que trabajan acá en la Universidad, sabemos perfectamente la dificultad de separar las aguas entre lo cuantitativo y lo cualitativo; porque si bien podemos mostrar estadísticas, esas estadísticas son cuerpo muerto mientras no tengan una interpretación y esa interpretación es una interpretación que puede estar orientada según una intención ideológica del que las manipula. Sabemos, por ejemplo, las dificultades de las estadísticas del DANE, que no coinciden con los consumidores; las estadísticas sobre desaparecidos, que no coinciden con las de los familiares; las estadísticas del control de los cultivos, que no coinciden con las de la ONU ni con las de la DEA, en fin... Y no es por falta de precisión metodológica, a veces, por diferencias de método, pero generalmente, en el campo de lo político, por una tendencia ideológica.
Entonces nos encontramos que la investigación es hoy el comando de la universidad, porque la universidad es un centro de producción de saber. Pero no podemos descuidarnos de que hay una profunda correlación entre el saber y el poder, y en ese sentido, el saber hoy ocupa un nivel de consumo, hay un mercado del saber, y en ese sentido, la universidad tiene que tener muchísimo cuidado en el sentido de lo ético para no convertir su saber en un objeto de mercado que puede ser atractivo, entre otras cosas porque el saber no es inocente, el saber tiene una intención.

Lo que voy a mostrar hoy, que he nombrado “De la cosa genital a la sexualidad en Freud” es un ejemplo de investigación en un sentido muy preciso: primero, Freud se orienta por los hechos clínicos, los reúne, los examina, hace injerencias y, sobretodo, busca la causalidad y como era un médico, tenía interés en la dimensión de cura del sufrimiento, con los límites que después encontró. Vamos a ver la primera parte: entre 1885 y 1886, Freud lleva a cabo una estadía corta en París, en la clínica La Salpetriere donde había un médico muy importante de apellido Charcot. Este médico – famoso en Europa – tenía una práctica de presentación de pacientes a los cuales les aplicaba la hipnosis y les daba órdenes post–hipnóticas, los pacientes y las pacientes –en presencia de los estudiantes de medicina, en una especie de anfiteatro– al ser despertados de su sueño hipnótico, hacían acciones poco absurdas que eran efectos de la orden sugestiva.
Aquí Freud observó que las parálisis histéricas que tanta limitante le dan a la medicina, por ejemplo, personas que después de un determinado evento traumático no pueden caminar o que pierden la fuerza en la mano o que no pueden ver sin que haya lesión orgánica. Freud observó eso y de allí sacó algunas conclusiones importantes para la historia de la medicina, primero: que la histeria no era un cuadro solamente femenino; segundo: que hay un trauma sexual temprano que determinaba la modalidad de ciertos síntomas en los pacientes histéricos; tercero: que las parálisis motrices podían ser inducidas por sugestión, como también resueltas por sugestión; y finalmente, que el contenido de los síntomas histéricos, como los olvidos, los actos fallidos, los desmayos, las conversiones, los vómitos servían como escenificación externa de conflictos internos del sujeto en relación a impulsos sexuales inaceptables. El caso – diríamos –más notable es el asco histérico en la vida sexual, que hace sufrir tanto al hombre y o la mujer, pero particularmente del lado de la mujer: el asco a la vida sexual, a los líquidos sexuales, a las prácticas sexuales que son motivo de sufrimiento para ella y para él.
Con estas tres afirmaciones, Freud se aparta de un saber tradicional de la medicina y emprende un nuevo camino desconocido. No fue Freud el único que observó el camino de las histéricas. Charcot comunicó a su ayudante en presencia de Freud que en ciertos trastornos nerviosos se trataban siempre, lo dijo en francés, de la “chose génital”, la cosa genital. Ésa opinión de 1885 después la negaron Charcot, como su ayudante, como el colega de Freud, Breuer, con quien llevó a cabo Freud algunos tratamientos.
La cosa genital le llamó la atención a Freud y quiero hacer la acotación: Freud se ocupa de la cosa genital, y los que se han ocupado de Freud, de su genio, de su vida íntima no encuentran absolutamente algo que reprocharle, o sea, no es Freud un libertario sexual ni un hombre… es más, es de una monogamia fatigante. Entonces, ¿qué quiere decir este interés de Freud por la cosa genital?
Hay algo que es muy importante considerar: porque este fenómeno se hizo tan notable a la medicina en la Viena del siglo XIX, la Viena del siglo XIX era una ciudad que estaba saliendo de la monarquía, estaba en el pico de las organizaciones y las reorganizaciones republicanas y socialistas de Europa, –pero lo particular era que las mujeres de esta Viena eran mujeres reprimidas por una moral sexual, la vida sexual era estrictamente una vida de alcoba y sobre ello las mujeres no podían hablar, pero los hombres hablaban entre ellos; las mujeres se quejaban entre ellas, pero el fenómeno más fuerte en ese tiempo entre las mujeres era verdaderamente una marginación de la sociedad. Para los nazis después, unos años después inventaron las tres K´s para referirse a las mujeres, decían que las mujeres se deben ocupar de, decían en alemán: “Kinder, Küche, Kirche”, es decir, las mujeres, su destino es que se ocupen de los niños, de la cocina y de la iglesia, ése era el ámbito de lo social de las mujeres de la Viena y de las mujeres que Freud trató, todas con las sintomatologías sexuales graves.
Todo este ámbito cambió, en ese mismo tiempo, cambió porque las mujeres empiezan a tener acceso al control de la natalidad: ya hay condón, muy rudimentario; empiezan a tener acceso a la política, a participar en movimientos políticos de masas; el desarrollo temprano del capitalismo saca a la mujer y la lleva a la fábrica, ya no se ocupa de los niños, sino que la mujer pasa a la fábrica a trabajar en igualdad de derechos con el hombre aunque no en igualdad de salario. De tal forma que el núcleo más fuerte del desarrollo ideológico de la mujer está, de este lado de Europa, obviamente Francia e Inglaterra y luego los Estados Unidos a lo que conocemos hoy como la presencia femenina en todos los ámbitos.
En este ambiente surge la enseñanza de Freud y en relación a la comunidad científica. Allí escribe Estudios sobre la histeria –aquí voy a pasar un poco rápido–, en Estudios sobre la histeria se encuentran muchos casos de pacientes que trató importantísimas: Anna O. Frau Emmy, Fraulein Elizabeth, etc. Es la más destacada Ana O., con una sintomatología especialmente grave: era que en las horas de la noche, de la tarde, esta mujer que hablaba alemán –era su lengua materna–, cambiaba de lengua, –la había inspirado en Inglaterra–, hablaba en inglés y se comportaba como una vulgar mujer prostituta. Entonces, una mujer burguesa que en las horas de la tarde se comporta de una manera tan vergonzosa era un problema. Freud la trató, inició con ella tratamientos de hipnosis y gracias a ella conocemos hoy el psicoanálisis porque ella le pidió a Freud que la dejara hablar… y la relación con Ana O. no fue buena, no terminó bien. Ella es la fundadora del trabajo social en Europa.
Esta alusión a las mujeres es muy importante porque fueron las histéricas –mujeres– las que de alguna manera, con sus síntomas y sus demandas de ayuda, abrieron el campo de la clínica analítica. Freud pasó, entonces, de observar, –en ese momento la mayor queja estaba referida a la neurastenia, que era llamada como “el mal del siglo”, que sería el equivalente hoy a ciertos rasgos depresivos de la gente. Estaba apenas iniciándose la palabra “estrés” porque todavía no había un desarrollo de velocidad ni de… el capitalismo había tocado con su tecnología toda la vida privada.
Para esta época, las preguntas de Freud sobre las relaciones entre la impotencia sexual del varón y la neurastenia, le importaron mucho encontrando que las mujeres enfermaban de neurastenia, –estados de ánimo bajos, de tristeza, de insatisfacción, de imposibilidad de trabajar–, que la neurastenia en la mujer, –decía Freud en esa época–, se debía al aminoramiento de la potencia del varón y otras disfunciones sexuales. Esto lo llevó a concluir en ese momento, que la neurosis de angustia era una consecuencia de la inhibición en la función sexual y Freud, en ese momento, –estamos hablando ya de principios de siglo pasado–, pasa  a hacer recomendaciones sociales, en la educación de los niños en los colegios, de que se sea más liberal en la información sexual a los niños y sobretodo más liberales y tolerantes en la práctica sexual temprana de los jóvenes y las jóvenes.
Esta recomendación, que la pueden ver pues en la obra de Freud, nos lleva a una realidad constatable de hoy y que es Foucault quien la destaca y es a partir del psicoanálisis se introduce en el mundo un discurso que es hablar del sexo. Hoy se habla del sexo sin ningún pudor, en lo público, en lo privado y conocemos todos los eventos de tipo político asociados a prácticas sexuales. No es que antes no hubiera, sino que el psicoanálisis como discurso se introdujo en la cultura y produjo un efecto de… pudiéramos nombrarlo de destape. Foucault consideraba, considera que en el siglo XX, siglo pasado, Freud, Marx y Nietzsche fueron los pensamientos que él llamó “maestros de la sospecha”; porque Freud mostró que detrás de los valores ideales más espirituales, podía haber asuntos de tipo erótico desviados. Marx mostró que las relaciones sociales están inscritas en un sistema de explotación del otro a través de la plusvalía y que se defienden ideológicamente planteando razones como el desorden de la clase obrera, su alcoholismo, etcétera. Y Nietzsche mostró que detrás de las buenas formas de la convivencia humana, hay una intención profunda, una voluntad de poder y dominación. Foucault, pues, desarrolla esto suficientemente.
Freud entonces… cuando traigo las tesis de Freud en ese momento, no son las tesis actuales de psicoanálisis, o sea, el psicoanálisis no considera hoy que la neurosis sea un problema de inhibición sexual, porque hoy, en la práctica mucho más libre, no habría neurosis; eso va a producir un cambio en la teorización de los hechos clínicos.
Freud, de esta observación exterior de los síntomas en hombres y mujeres, especialmente disfunciones de tipo sexual que afectaban el sueño, la alimentación, etcétera, plantea que hay una realidad psíquica en donde se juega un conflicto entre la defensa del yo frente a impulsos insoportables. Y ahí Freud, entonces, pasa a examinar un hecho que repetían las pacientes, mujeres especialmente, y era que habían sido, habían tenido seducciones tempranas de parte del padre, fantasías. Decían que no podían saber muy bien si eso era verdad o si era algo como un sueño, o si era algo imaginario. Freud lo sometió al principio a la hipnosis y se repetía la historia: que era el padre, que era un tío, que era el maestro, que era el pastelero que les había tocado, que les había pellizcado los genitales y que eso les producía una inhibición sexual en su vida actual.
Freud, entonces, que inicialmente cree todo esto, pasa a un segundo plano y dice: “no se puede desconocer que hay seducción sexual temprana, a veces, y en  ciertos ambientes”, como lo vemos hoy más claramente en ambientes, pues, cada vez mas frecuentes el abuso de niños y niñas. En esta época no era tan frecuente el abuso de niños y niñas, eso tiene otra explicación hoy, pero Freud empieza a preguntarse si sí era frecuente el abuso sexual temprano o si había una fantasía en los seres humanos relacionada con los padres. Y Freud, entonces, toma la hipótesis de que, más que un hecho traumático real sexual, lo que hay es un a fantasía originaria, la fantasía de ser objeto sexual de los padres. Y entra Freud en un asunto muy interesante que es: él se toma a sí mismo como paciente, se toma como paciente y empieza a encontrar en sus sueños, –un dato histórico: de ningún ser humano conocemos tantos sueños como de Freud, para los que leen a Lacan, de Lacan tenemos 1 solo sueño, de Freud 400 ó 500, sus sueños puestos ante la comunidad científica–, y en estos sueños Freud empieza a encontrar, teniendo como interlocutor a otro médico de la época: Fliess, empieza a encontrar cosas muy interesantes.
El primer sueño, con el cual podemos decir se inaugura el psicoanálisis, es… está recién muerto, recién ha muerto su padre y la víspera del entierro de su padre o un día después, –dice Freud que no lo tiene claro–, dice que está en un local y leía ahí en un cartel lo siguiente: “se ruega cerrar los ojos”. Piensen ustedes que cualquiera de nosotros, pues, a esto no le daría ninguna importancia, Freud le dio toda la importancia: qué significaba, recién muerto su padre, que apareciera en el sueño un “se ruega cerrar los ojos” y Freud hace un desarrollo de esto para mostrar que el padre muerto es una figura sustancial en nuestra orientación psíquica.
En ese momento, entonces, Freud empieza a encontrar en sus sueños deseos de muerte para… contra su padre, contra sus hermanos o hermanas; deseos sexuales dirigidos a la madre y, sobretodo reproches de culpa por haber soñado que podía matar a su padre o que su padre estaba muerto según su deseo, o que su padre –que estaba muerto– estaba vivo sin saberlo; en fin todo un desarrollo de los sueños que Freud amplía y encuentra que el sueño referido a los padres le da una clave: es que el objeto originario de los deseos en el niño y en la niña, son los padres y Freud formula, entonces, que los impulsos hostiles hacia los padres –deseos de que mueran– son de igual modo un elemento integrante de la neurosis.
En este momento puede Freud formular su tesis central: entonces, el síntoma, como el sueño, es un cumplimiento deseo, –es una tesis central. El síntoma tiene la misma estructura del sueño, y así como se puede interpretar un sueño se puede interpretar un síntoma, y la estructura del sueño es una estructura es una estructura verbal, de lengua, de lenguaje.
En el curso de su autoanálisis corrobora un elemento importante, dice Freud: “las fantasías son producto de épocas posteriores proyectadas hacia atrás, desde el presente respectivo hacia la primera infancia y el camino por el cual ello acontece ha resultado ser de nuevo una conexión de palabra”.
Hago un pequeño comentario para poder avanzar, que el tiempo corre y es: no es inusual hoy en algunas prácticas de la psicología que se haga interrogatorios sobre posibles fantasías sexuales de seducción, escenas olvidadas y el resultado de esta práctica es que las jóvenes pacientes terminan afirmando que efectivamente hubo seducción. Entonces, es algo así como una inducción a la fantasía, es como si la respuesta del paciente se hiciera acorde a la pregunta del investigador. Hay un caso típico de los Estados Unidos, se presentó una queja en una guardería y era un pueblo pequeño y resultó, con el auge, de que todos eran seducidos, los niños, etc. La pobre maestra, directora de la guardería, quedó sometida a las cárceles y los psicólogos jugaban con títeres preguntándole a los niños de la guardería qué era lo que la maestra les hacía, con los títeres les mostraban y los niños se excitaban con eso y afirmaban que eso era lo que había pasado. Finalmente fue tal el contagio que el 80% del pueblo había sido seducido y no se sabía por quién. Estas son prácticas que surgen por ahí.
Bueno, Freud es un investigador, es mi propósito hoy y, por ejemplo, en 1895 escribe un texto que se llama Proyecto de una psicología para neurólogos en el cual construye una hipótesis metodológica de conexiones nerviosas para poder explicar la neurosis, basándose como neurólogo en teorías como impulso, asociación, inhibición y descarga. Freud abandona este proyecto que hoy nos sirve como un referente importante del esfuerzo de Freud como positivista para descifrar la realidad psíquica, aunque él termina, pues, abandonándolo, pero a pesar de eso sigue siendo un texto muy valioso para el estudio de investigación.
Freud en ese momento, entonces, encuentra que hay un método, encuentra un método para el psicoanálisis y este método es la traducción, es decir, él considera que en el psiquismo hay un efecto de transmisión de experiencias que después son…  pueden ser traducidas cuando se presentan en el síntoma. El psicoanálisis así, pasa a ser método de traducción. En el psicoanálisis, en la clínica analítica se supone que la escena, la cual tiene detrás otra escena inconsciente para el sujeto, y que a través de un trabajo asociativo, el sujeto puede encontrarla.
Muchos sufrimientos –y lo sabe cualquiera de nosotros sin necesidad de algún análisis– cuando aparece, por ejemplo, una insistencia de una fobia un poco paralizante. Me acuerdo de la fobia de un niño que tenía: la fobia a las nubes oscuras. Entonces, este niño de 7 años, se ocupaba, en el Valle del Aburrá, de mirar todo el día dónde estaban las nubes, cómo se estaban oscureciendo, eso le impedía salir a jugar, etc. Bueno, es el caso de Juanito que él describe.
Este recorrido somero, en este recorrido vemos, entonces, un proceso de construcción de una teoría que le permitió a Freud dar cuenta de los hechos clínicos que partieron de una observación temprana: él observó la cosa genital y terminó desplegándola hasta construir un universo psíquico donde la sexualidad deja de ser una conducta meramente instintiva y reproductiva para convertirse en un complejo escenario interior determinado por fuerzas inconscientes donde el deseo es el centro; los recuerdos, los olvidos, las representaciones hiperintensas, las defensas y las metamorfosis pasan a ser un movimiento permanente del deseo.

Pasemos más adelante y entro en lo que sería la descripción del Complejo de Edipo. Basándose en la tragedia de Sófocles, donde Edipo se casa con su madre, sin saberlo,  por la circunstancia de haber descifrado un enigma, y él, de niño, había sido destinado a… por esta pareja: Yocasta y Layo, que tenían una cierta profecía sobre un niño, lo habían mandado a que se muriera en el bosque; un cuidador lo sacó y Edipo después aparece, mata a su padre en una encrucijada del camino y lo premian por descifrar un enigma en Tebas, donde había una epidemia, y termina casándose con su madre y Tiresias, el ciego, le dice a Edipo… Edipo le dice: “yo quiero saber la verdad” y le dice Tiresias: “llevarás las consecuencias de saberla…”. Entonces, viene el suicidio de Yocasta y Edipo se saca los ojos. En fin… el cuento de Sófocles.
Freud toma este modelo del Edipo-tragedia para mostrar que todo niño y toda niña entra en una escena dramática en donde hay algo que está prohibido, el corazón de la familia es la prohibición del incesto y el objeto prohibido es la madre. Eso hasta ahora no ha cambiado, ni creo que haya teoría de ninguna naturaleza de la psicología que diga que eso no existe. Aunque la prohibición del incesto, por más, no es una prohibición positiva, en ninguna ley escrita dice: “no te acostarás con tu madre”, en ninguna y todo el mundo sabe que eso no. Aunque en internet hoy hay un empuje a negar, desmentir el incesto; solamente hace parte de un intento, –no sabría cómo calificarlo–, un intento de empujar a placeres extremos en términos psíquicos, son placeres extremos, pero no sé si estos que promueven se acuestan con la mamá y tampoco sé si a la mamá le gusta acostarse con ellos, no sé…
Este asunto del Edipo, que está conocido en la circulación del psicoanálisis como un saber popular ya; la madre es el objeto prohibido, pero es el objeto del deseo para el chico varón y el padre es el objeto de deseo para la niña; la niña quiere un hijo del padre y el niño quiere a la madre como compañera y desearía que el padre se fuera, que muriera o abandonara el hogar. Es muy frecuente escuchar de las historias y de cualquiera que haya el niño pequeño que le diga a la madre “que eche ese borracho, que él cuando sea… esté grande va a trabajar para sostenerla”. Cuál es la… en el Edipo más que la novela de los deseos del niño y de la niña, lo que es importante ver es la composición de dos fuerzas, hay una lógica del Edipo y es la siguiente: el deseo de la madre es un deseo inconmensurable, hasta el punto que una madre puede plantear –y alguna vez ha sucedido– que una madre quiera reintegrar su cría a su cuerpo, no es impensable.
De tal forma que la prohibición que hay al interior de la familia es para la madre: no reintegrará a su cría y para el niño: no poseerás ni a tu madre ni a tu hermana. El deseo de la madre es un deseo sin límites porque el hijo es entraña de su entraña, es un deseo cierto, es un deseo evidente, la madre es certísima decían los romanos, pero el padre es incierto, en tanto que la función del padre, que es modular la relación de la madre con el niño, es una función que depende de la palabra de la madre; o sea, el poder de la mujer es que la mujer es la que le puede decir a un hijo: éste es tu padre o éste no es tu padre. Cuando uno oye quejas del lado de algunos feminismos rampantes contra el padre, es simpático ver que lo que desconocen es que el verdadero poder no lo tiene el patriarca, que el verdadero poder lo tiene la madre.
Lo llamativo, acercándonos al final, es que en el marco edípico se instala una falta que es lo que mueve nuestro deseo. Nosotros, si queremos saber o cuando decimos cuál es mi deseo, siempre estamos vacilando. Nosotros sabemos muy claramente cuando se trata de una necesidad: sabemos que tenemos sed, que se quita con agua. Sabemos qué, cuando se trata del amor, hacemos una demanda de amor. Pero nunca sabemos qué es lo que deseamos y, sin embargo, lo que nos mueve más allá de la demanda y la necesidad es el deseo, ése es el motor, es el motor de los seres humanos.
¿Cómo colmar una falta? Nos engañamos o nos puede engañar un determinado sistema de consumo. Por ejemplo, ustedes lo ven en la publicidad y la publicidad técnicamente dirigida desde facultades de psicología y es apuntar al deseo, que no es deseo de algo en particular, porque el deseo siempre es deseo de otra cosa y lo más dramático es que el deseo, lo que más deseamos, es ser el objeto del deseo del otro. A ver este enredo: cuando tenemos a una persona, lo que queremos es ser eso que la persona desea, o sea, toda nuestra pregunta sobre el amor es: ¿qué es lo que tú quieres? para yo ser para ti, eso que tú quieres; hacer Uno en el amor. Bien sabemos: lo imposible…
Vemos, entonces, que esta falta en el deseo se caracteriza en el psicoanálisis con tres términos: uno, se llama frustración, que es el efecto que sufre el niño en el momento en que la madre lo retira de su cuerpo, hace un corte de alimentación o de lenguaje o de la marcha, el niño se separa forzosamente de la madre. Si la madre no hiciera una operación de separación, el niño no se separaría.
Está también la privación. Este es un concepto un poquito más difícil, pero lo puedo explicar de la manera más sencilla posible y es: en la experiencia infantil en los niños y las niñas una de las observaciones más emitidas que hay es que el niño ve en la niña una diferencia sexual, anatómica, porque lo esperado es que el niño viera un pene en la niña; eso sería lo esperado en la fantasía y, a su vez, la niña, cuando ve a su hermanito o a su amiguito, ella se sorprende de que el niño tiene algo distinto a ella y ella no tiene nada distinto.
El hecho de no tener pene, no es una deficiencia de la mujer, eso es una diferencia y la diferencia no es una desventaja; lo que introduce desventaja es la mentalidad infantil que plantea la fantasía de que el padre la privó de algo que debería tener y eso introduce en la niña dos cosas: una, o una posición de venganza contra el padre, o un deseo de que el padre la repare; la indemnice dándole un niño, pero obviamente ella no puede recibir un niño del padre. Entonces, es el camino de su feminidad encontrar otro hombre que le dé un niño para compensar una diferencia que no está… Si bien está en el cuerpo, está es en la construcción psíquica. Ah, entonces los hombres por tener pene están mejor dotados, mejor equipados y por eso son como son… No, hombres y mujeres pagamos el precio de la castración sin diferencia, porque ser hombre es temer perderlo, temer el momento de la caída del pene o tener miedo de no estar en condiciones viriles para responderle a una mujer, ése es el corazón del miedo viril. Y en la mujer está el deseo, el sueño de completarse. Entonces, la mujer se completa con el compañero y se completa con un hijo, es: el hombre le da un hijo a su compañera para completarla, para reproducir el núcleo de la familia humana, el Edipo. Habría ahí muchísimas preguntas: si la familia homosexual; si la familia… el vientre alquilado; en fin… pero eso no el tema de hoy.

Entonces, me parece importante pasar a la última parte, al último cuadro, tiene una ecuación que es el Nombre del Padre sobre el Deseo de la Madre. ¿Está? Ah, bueno ahí está, no lo miro desde acá.

Esquema del significante de la falta en el Otro

Esa ecuación es una escritura que hizo Jacques Lacan que significa: el Nombre del Padre es una función que modula el deseo de la madre, que es un deseo sin límites. El deseo de la madre, al ser modulado por el padre, es decir, tachada, el deseo de la madre saca equis (X), en equis está el niño o la niña, el deseo de la madre se vuelve un deseo no completo, se vuelve una madre deseante porque hay un compañero que la tachó, y el resultado es que la madre, que aparece como A, –eso en francés es el Otro con mayúscula–, la madre, desde ese momento se convierte en una mujer deseante, castrada, –como el hombre–, y la última escritura A tachado (A/) ese es el código fundamental del psicoanálisis: el significante de la falta en el Otro.
¿Eso qué consecuencias tiene? Que no hay proporción sexual entre el hombre y la mujer, que no hay sino desproporción, que no hay Uno en el amor; que no se puede hacer de dos, uno; que no hay un lenguaje que pueda responder por la verdad al final y que tampoco hay Otro que podamos reconocer como causa de todo. Se puede postular la existencia de Dios, claro está, pero ese no es un problema para el psicoanálisis.
Estas deducciones las toma el psicoanálisis para la clínica, ¿por qué? Porque parte de los síntomas que llevamos como queja a los consultorios, es: “amo al que me no me ama”; “el que me ama, a ese no lo amo o a esa no la amo”; “no me amo a mí misma o a mí mismo” y “los detesto a todos cordialmente”.
Entonces, la… ese sufrimiento tiene un fondo… esa posición de damnificado emocional, en el fondo, tiene un deseo inconfesable y es: ¿por qué no existe Uno del amor? ¿Por qué no existe alguien que responda y me dé una respuesta a mi nacimiento, a mi sexualidad y a mi muerte? Y ¿Por qué no existe un lenguaje donde se pueda decir la verdad y toda la verdad? Vieron en los debates políticos que nuestro Presidente decía: “la verdad con testigos, la verdad con testigos”;  no la verdad, sino: “la verdad con testigos”, porque es que la verdad siempre es semidicha y no tenemos la verdad última de nada, pero no es el nihilismo nietzscheano.

Quería ya, para terminar por el tiempo, haberles podido transmitir lo que es un poco el recorrido de un investigador y para mostrarles que una investigación debe tener consecuencias y que el investigador no es inocente de esas consecuencias y que cualquier investigación que tomemos, desde la orientación, que bienvenidas sean las orientaciones positivas también, porque me parece que el psicoanálisis es apenas un granito de arena en el saber, no podemos –por deseo propio– convertirlo en la piedra del Peñol porque podemos andar en un delirio.

¡Muchas gracias!


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