RENUNCIO
“Amamos las cadenas que nos atan”
F. Dostoievski
Es así: RENUNCIO, sin darme vuelta, ni mirar atrás.
Con esto estoy diciendo, si no entiendes mis palabras, que me harté, que este estado particular de cosas envilecen al alma más noble, que ya no puedo más, que quiero otro amanecer posible para mi espíritu, que no soporto lo que siempre quise.
RENUNCIO…
Quisiera tirar mi argolla tan lejos que no pudieras encontrarla nunca. Deseo vehementemente quemar los papeles de la notaria cuarta de esta maldita ciudad. Deseo volver el tiempo y no haber nunca firmado ese papel con mi nombre y el tuyo entrelazados.
Te dije lo que quisiera hacer, lo que deseo, ahora quiero que sepas la razón, los porqués.
¿Sabes por qué? Porque quiero empezar de nuevo sin un lazo más importante que nuestro amor, porque quisiera tenerte cada madrugada en mis brazos sin que haya papeles que lo certifiquen, que lo garanticen, porque deseo que el deseo que nos consumía envuelva todo igual que antes, ¿recuerdas?, todo entre sombras y frío. Porque quisiera no tener compromisos con nadie más que conmigo mismo, ni siquiera contigo. Porque quisiera poder tener que enfrentarme cada día con el miedo y el temor de perderte, pues esta sensación de que estás “hasta que la muerte nos separe” ya me está sabiendo a la mierda más inmunda. Quisiera poder imaginarte con una angustia enorme pues de este modo es como mi amor se despertaría cada día para verte, para contemplarte, para ir más allá: hacerte el amor y mirar tu rostro ruborizado debajo de mis ojos que fulguran como estrellas derruidas; sentir tu cuerpo, tu piel, tus curvas, lo que tampoco puedo, lo que me hace yacer cada noche pensándote incesante; lo que siempre busco de ti y lo que siempre también se me escapa, se me escurre.
RENUNCIO, renuncio a seguir casado por ti, a seguir esposado a ti.
Sólo quiero amarte hasta que todo nos separe…Solamente quiero AMARTE COMO SI NO EXISTIERA EL MAÑANA…
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