¿DESDE QUÉ LUGAR SE ESCUCHA EN EL CARTEL DEL PASE?
Juan Guillermo Uribe
Foro del Campo Lacaniano de Medellín - IF
Hay que partir de dos proposiciones complementarias,
consecuencia de la lógica de Lacan respecto a la formación de los analistas:
1.-No hay Escuela, (para Lacan) si no hay dispositivo del Pase y su consecuencia, la Garantía.
2.-No hay analista sin Escuela.
Se prefigura aquí la topología del ocho interior. La intensión y la extensión se anudan. El Pase es el punto de torsión de un espacio al otro.
Estas dos proposiciones se pueden desplegar más ampliamente, si
se consideran otras nociones solidarias de ellas: el deseo del analista, las
entrevistas preliminares, la dirección de la cura y el final del análisis.
Ninguna de las anteriores nociones es independiente de una concepción rigurosa
del inconsciente como hiancia[1].
El significante “Escuela” es una oferta de Lacan para el
conjunto de los analistas que se adhieren a la formación propuesta por su
enseñanza. Con este nombre establece una ruptura con toda forma de asociación,
gremio, sociedad o instituto. La referencia a las escuelas antiguas de los
filósofos griegos no es una alusión erudita. Su llamado a agruparse como “Escuela”
implica una concepción de la experiencia analítica en el sentido de la verdad
íntima de cada sujeto y de las consecuencias de lo real manifestado en el
malestar inherente a la cultura. Las escuelas antiguas convocaban a sus
discípulos alrededor de preguntas existenciales de tipo ético: el sentido de la
vida, la noción de bien y de mal, el placer, el dolor y la verdad…
La existencia del analista y su práctica no son independientes
de las consecuencias para el medio cultural, como bien se sabe por los efectos
del psicoanálisis en nuestro tiempo. Tratar de preservar la experiencia
original del descubrimiento de Freud y los desarrollos desplegados por Lacan,
supone un trabajo de:<<…acumulación
de la experiencia, su recolección y su elaboración, una organización en serie
de su variedad, una notación de sus grados>>[2]. Sabemos
que sin el trabajo de los analistas en la Escuela, las jornadas, los debates,
los controles, las publicaciones, el acto analítico quedaría en un lugar de
experiencia innombrable por su intimidad y confidencialidad. El ámbito de la
Escuela no es solamente un espacio para la formación y la garantía, sino
también un dispositivo de
control, en el sentido que Lacan
quiso darle en el Acta
de fundación (1964) a este
significante:<<…que
mediante una crítica asidua, denuncie sus desviaciones y sus compromisos que amortiguan
su progreso al degradar su empleo>> Tomar
la palabra en sus diversos lugares tiene consecuencias tanto para el que la
asume como para los que la escuchan o leen.
¿Qué sería, entonces, un analista sin Escuela? Un profesional
más, tal vez un psicoterapeuta a su propio riesgo y al del paciente. Freud
advertía en su tiempo a los candidatos a analistas, sobre los riesgos de
analizar sin los recaudos necesarios del análisis personal. Comparaba la
práctica sin los requisitos del análisis personal y el control, con el peligro
de hacer radiografías sin la debida protección[3].
Sin embargo, el Pase siendo necesario para la Escuela, se vuelve deseable para
el analista en tanto este comprenda la lógica de la propuesta de Lacan: <> [4]
El dispositivo del Pase y la Garantía ayudan a desimaginarizar
la tendencia a la cooptación propia de todo conjunto de colegas: “Es el
analista más bien formado…”. “Tiene mucha experiencia…” El Pase como tal no
resuelve totalmente este fenómeno, que es más bien el efecto de una formación
del inconsciente, la que atribuye por la vía imaginaria, un saber al semejante
como efecto de la necesaria comparación narcisista.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, pensemos
desde qué lugar se escucha en el Cartel del Pase. No es, precisamente, desde el
lugar del analista en el dispositivo analítico. Allí está sometido a la
consigna freudiana de la atención flotante y el analizante a la libre
asociación. En cambio, en el dispositivo del Cartel, la masa de información
aportada por los pasadores tiene, necesariamente que ser sometida a una escucha
discrecional. Destaco algunas perspectivas que a mi entender, pueden servir de
guía al juicio íntimo de cada miembro del Cartel en relación a la nominación. En
la Proposición, Lacan enuncia los que él llama puntos de fuga perspectivos relacionados con los tres registros: desde lo simbólico, el mito
edípico; desde lo imaginario, la sociedades de psicoanalistas; desde lo real,
los procesos de segregación y exclusión consecuencia de las nuevas agrupaciones
y ordenamientos producidos por la ciencia. Orientándome con esos puntos, quiero
desplegarlos más detalladamente.
Agrupo estos puntos
de vista perspectivos de la
siguiente manera: perspectiva epistémica, perspectiva didáctica, perspectiva
clínica, perspectiva histórica, final de análisis y transferencia de trabajo.
Perspectiva epistémica:
Aunque Lacan es explícito en atribuirle un estatuto ético al
psicoanálisis, en el sentido general de los principios que orientan el quehacer
humano; con su concepción de lo real como lo imposible, rompe con todo
referente ideal como es el caso de las éticas clásicas que consideran el Bien
Supremo como norte. El inconsciente como hiancia, a punto de la sorpresa, abre
el campo de lo latente como inesperado, pero determinante en su manifestación.
Tanto el pasante, los pasadores y los miembros del Cartel
disponen su escucha para percibir eso que escapa al esfuerzo del pasante, quien
durante mucho tiempo se aplicó a preparar el testimonio de su propia
experiencia. Los pasadores, cada uno a su manera, prefiguran el momento de la
transmisión buscando ajustarse a la fidelidad de lo transmitido. El Cartel
espera…Pero, la sorpresa hace su aparición inesperada. ¿Cómo podría el pasante
reconocer la perspectiva epistémica de su experiencia? Aquí se puede evocar la
intervención de B. Nominé en el coloquio de Toulouse el 10 de diciembre del
2005, Le tour dit
plus. Qué significa esa vuelta que
aparece “subrepticiamente”. Nominé remite el fenómeno al modelo topológico del
toro para explicar la función de vacío, de agujero central alrededor del cual
se desarrolla la experiencia analítica con todas sus vueltas y revueltas, “el
molino de palabras” del cual habló Freud.
La perspectiva epistémica implica, para el analizante, el
reconocimiento explícito del inconsciente y su incidencia en los síntomas.
Además, la consideración por parte del pasante de las formaciones que se le
imponen como indicios de que Eso
habla y lo determina. Un testimonio puede
ser abundante en momentos, escansiones, cortes, pero es necesario algo más que
implique un reconocimiento de las determinaciones que orientaron el destino
propio: ciertos significantes que fueron marcando la existencia como cotas de
agrimensura. En este punto evoco a Lacan en su Proposición:<<…que no basta la
evidencia de un deber para poder cumplir con él. Por el sesgo de su hiancia
puede ser puesto en acción, y esto ocurre cada vez que se encuentra el modo de
usarlo>>[5]. De
una manera más simple, podemos pensar que al pasante no le basta dar cuenta de
su análisis sino intentar dar una explicación de la articulación entre sus
síntomas y lo que su propio inconsciente le ha enseñado. No puede ser un
testigo pasivo, un relator; lo que dice lo compromete en lo más íntimo de su
ser e historia y debe saberlo…
Perspectiva didáctica:
Podemos considerar el término didáctico en
su sentido etimológico: lo que enseña. Aquí se puede hacer una consideración
vinculada a la perspectiva
epistémica descrita antes.
Si bien, se puede considerar lo epistémico como tarea del pasante, lo didáctico
es más bien tarea del Cartel: <<…el
jurado funcionando no puede pues abstenerse de un trabajo de doctrina>>[6]. Lacan
es exigente en la función de enseñanza y difusión de esta experiencia: <<Sus resultados deben ser comunicados:
en primer lugar a la Escuela para ser criticados, y correlativamente ser puestos
al alcance de esas sociedades que, por excluidos que nos hayan hecho, no dejan
por ello de ser asunto nuestro>>[7].
Esto nos muestra lo conveniente de incluir en las actividades de
la Escuela, tanto las jornadas sobre el Pase como su divulgación con destinos
más amplios. Para ejemplo, la Jornada del 10 y 11de diciembre del 2005 y su
divulgación por la red de los Foros. Los efectos y las respuestas no han
terminado de conocerse por la misma vía, pero se puede augurar, por ciertas
manifestaciones, que habrá nuevas intervenciones para futuros debates. La
función de enseñanza y divulgación es también una forma del control de la
Escuela.
Perspectiva clínica:
No se puede separar esta perspectiva de las concepciones del
final de análisis según Lacan. En este punto me remito a Sidi Askofaré en su
intervención publicada en Mensual 01 (2004). El título es <<¿…Identificarse a su síntoma?>> La cito en toda su extensión porque recapitula suficientemente
lo que implicaría la perspectiva clínica de un testimonio ante el Cartel:
<<Para no
remitirme más que a las cuatro grandes concepciones del final que se pueden
encontrar en la enseñanza de Lacan: final por el deseo: su interpretación y su
reconocimiento; final
por el fantasma: su
construcción y atravesamiento; final por la transferencia: su resolución versus neurosis de transferencia,
destitución del analista como SsS y su resolución versus separación del analista,
de a en tanto objeto de desecho; final por el síntoma: identificación al síntoma/sinthoma
y/o saber, darse cuenta de por qué se tienen esos síntomas…>>.
Como bien lo destaca Askofaré, es imposible pensar estas
concepciones como excluyentes las unas de las otras. En efecto, deseo y
fantasma son recíprocos en tanto el deseo se sostiene en el fantasma y este
esclarece el lugar que se ocupó para el goce del Otro. De alguna manera, el
pasante atravesado por la experiencia de su propio análisis, podrá identificar
alguno de esos momentos.
Esto nos permite interrogar si este trabajo puede ser hecho
solitariamente sin participar en la vida de la Escuela. A propósito de la postulación
de los AME, el Colegio Internacional de la Garantía destacó en su comunicación
del informe de su última reunión en octubre en París (Comunicación del 30 de
noviembre del 2005), la responsabilidad en la nominación de los pasadores y su
posibilidad de apreciar el vínculo de estos con la Escuela y sus dispositivos,
independientemente de su eventual pertenencia a esta. Aunque se advierte en
esta comunicación que este punto se debate todavía en la Escuela, creo que hace
alusión a la relación que hay entre el testimonio del Pase y los efectos de la
vida de Escuela.
Me parece un punto muy sensible, dados los diferentes orígenes
de los analizantes, pero simultáneamente, la experiencia muestra que un
testimonio no es un hecho aislado de una trayectoria y un contexto. Saber si es
posible llevar a cabo el testimonio del final de análisis ante el Cartel, sin
los efectos de ordenamiento epistémico que produce el debate en la Escuela, nos
convoca a la discusión. No es difícil evocar los efectos que producía, sobre
los analizantes y el curso de sus análisis, la enseñanza viviente de Lacan… No
contamos con la presencia de este ni de Freud, nos quedan sus significantes y
la permanente referencia a ellos, lo que tiene efectos, sin duda, sobre la
dirección de la cura.
Desde la perspectiva clínica, la noción de síntoma adquiere una importancia fundamental; hay preguntas que el
pasante se habrá hecho durante su análisis, y de las cuales tanto pasadores
como miembros del Cartel esperan una transmisión: ¿Cómo emergió ese signo
molesto, y finalmente, cómo pudo ser atribuido a una determinación de su propio
inconsciente? ¿Qué recursos utilizó en su intento de apaciguar sus
manifestaciones? ¿Cómo influyó en su vida tanto afectiva, familiar y profesional?
¿En qué momento del análisis lo pudo reconocer como algo que lo representaba
ante otros significantes? ¿De qué modo formalizó el síntoma bajo transferencia
en su relación con el analista? Queda, además, la compleja explicación de lo
que aparece en la última enseñanza de Lacan sobre el sinthoma, el rasgo uniano
y el objeto[8]. No son estas las
únicas preguntas que están a la espera del procedimiento; tampoco se pretende
un manual de instrucciones. Lo que está en juego es el sentido de Escuela en la
enseñanza de Lacan y, como se inició esta comunicación, la profunda y lógica
articulación entre Escuela y Garantía. Como puede verse, a penas se enunciaron
los temas que necesariamente hacen parte del debate más amplio.
Perspectiva histórica:
Entiendo por esta perspectiva, el conjunto de contingencias del
curso de un análisis: cambios de analista, rupturas institucionales, cambios
geográficos, exilios, crisis de salud, rupturas amorosas de pareja y familia.
Obviamente, no se trata del aspecto dramático que implican estos hechos en la
vida de toda persona, sino de la configuración a la que fueron sometidas las
distintas contingencias. Lo dramático satura algunos testimonios y no permite
pesquisar el lugar del sujeto en toda esa historia agitada.
Perspectivo del final del análisis:
Habría que considerar el final del análisis como un juicio íntimo de parte del analizante. No puede dejar de evocarse la
advertencia sentenciosa de Lacan en la Dirección
de la cura sobre lo que
tiene que pagar el analista en distintas formas: <<… olvidaremos que tiene que pagar con
lo que hay de más esencial en su función más íntima…>>[9]. No
creo que al analizante se le condone este precio: es desde el corazón de su
ser, evocando a Freud, desde donde emite el juicio “final” de su trayectoria.
Su tribunal es un particular tribunal: él es su propio y único juez. Su
sentencia tiene la característica de un juicio tautológico. Nadie vendrá a
servir de aval: él solo frente a sí mismo…
¿Por qué, entonces, quiere someterlo a un Cartel que
necesariamente emitirá un veredicto? Este acto implica una posición de
desprendimiento, se puede considerar como un Don, en el más
legítimo de los sentidos: como el amor, dar lo que no se tiene; el sujeto lo
hace en forma gratuita pues lo que da es lo que le hace falta[10].
En la lección del 5 de diciembre de 1962, del Seminario La angustia, Lacan enseña que el neurótico no retrocede solamente ante su
propia castración sino en hacer de su castración lo que le hace falta al Otro: <<…por hacer de su castración
algo positivo que es la garantía de esa función del Otro…>>. El pasante con su acto ni retrocede ante su propia castración,
ni garantiza la no castración del Otro. Ahí podemos encontrar parte de la
lógica presente en la paradoja de dar un testimonio de algo que, en cierta
forma, no es sino desecho. En la soledad de ese acto no se hace evidente sino
el <<horizonte
deshabitado del ser>>con todo la
carga de enigma que evoca Lacan en La
dirección de la cura. Hoy lo
podemos escribir con el significante de la falta en el Otro, S de A tachada. En la Proposición, en su primera versión, Lacan asigna ese significante al Cartel
del Pase. De ahí que expresiones escuchadas alguna vez, como “Voy por el AE”,
desvelan un contenido narcisista para el cual la nominación es una insignia de
sutura: hace existir al Otro.
Perspectiva de transferencia de
trabajo:
Se ha considerado que la transferencia analítica sufre una
transformación que proviene del proceso de alienación/separación necesario en
la trayectoria del análisis: la destitución subjetiva que hace necesario un
trabajo de desimaginarización del analista como foco de identificaciones y
proyecciones, y en ellas los distintos lugares que el sujeto ocupó ante el Otro
originario. Se hace indispensable este proceso para consolidar la separación
del Otro. Es necesario resaltar que la destitución subjetiva afecta a las
identificaciones del sujeto en su historia, pero deja intacta la suposición de saber
al Inconsciente que es el verdadero Sujeto-supuesto-Saber. Caen las identificaciones,
pero la relación a lo inconsciente permanece activa en tanto el lenguaje sigue
siendo causa de lo inconsciente. En ese sentido la transferencia de trabajo es
una transferencia con el inconsciente y el destino de su producto debe ser el
conjunto de los analistas, y en sentido más restringido, la Escuela.
No puedo dejar por fuera el tema de la angustia en el
procedimiento de la Garantía: de un lado, la precipitación del tiempo que
siempre está al acecho... ¿He comprendido bien; es suficiente; podría ampliarse
más...? Hay que decidir. De otro lado, está la verificación de “destitución
subjetiva” que, de alguna manera, pasa por los testimonios. Ser testigo de este
momento y su manifestación a los miembros, implica necesariamente una
resonancia personal. Puede constatarse este fenómeno en
ciertas manifestaciones de “alivio” cuando todo está terminado.
Recorriendo la historia del psicoanálisis, constatamos que su
estatuto siempre ha estado bajo sospecha: charlatanería, irreligiosidad,
domesticación ideológica, abuso de los incautos, etc. El nuevo embate del lado
del cognitivismo y el aprovechamiento por sus detractores, no hace más que
retomar las objeciones de siempre, pero con un riesgo nuevo: la injerencia del
Estado en su práctica privada. Aunque esto, a decir verdad, tampoco es nuevo.
Stalin prohibió su enseñanza y práctica en la URSS (1920). Los Nazis lo
quisieron utilizar también como herramienta para sus propósitos. La condición
de extraterritorialidad de su práctica y su enseñanza nos mantiene alertas,
pero cuando se vuelve a leer Análisis
terminable e interminable (1937),
nos encontramos a Freud preocupado por el riesgo de degradación de su descubrimiento,
como respuesta a la demandas de acortamiento de las curas, terapias rápidas,
interpretaciones eficaces…El mercado acosa con sus ofertas olímpicas: más
rápido, más bello, menos costoso…Estar a la altura del horizonte de su época
implica no perder el rumbo del inconsciente como experiencia originaria y esto no
se logra sino utilizando su método: análisis, controles, debates.
[1]
Nota: No es propósito de este trabajo llevar la argumentación en
toda su extensión. Vale la pena examinar la trayectoria de Lacan en relación al
inconsciente, Desde
Función y campo de la palabra y del
lenguaje (1953); en
el Seminario XI Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis (1966-67) en donde caracteriza al
inconsciente como “concepto fundamental” y le da estatuto ético negándole un
estatuto ontológico, hasta Radiofonía (1972) en
donde le niega al inconsciente hasta el estatuto de noción…
(pregunta
V)
[2]
Lacan, Jacques, Proposición
del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela,
Directorio 2002- 2004, p. 212.
[3]
Freud, Sigmund, Análisis
terminable e interminable, (1937), Amorrortu. Buenos
Aires, 1979, O.C., vol. XXIII, Apartado VII.
[4]
Lacan, Jacques, Proposición
del 9 de octubre del 67…Directorio 2002-2004, p.203.
[5]
Lacan, Jacques, Ib., p. 205.
[6]
Lacan, Jacques, Ib., p. 212.
[7]
Lacan, Jacques, Ib., p. 212.
[8]
Nota: Los significantes subrayados hacen parte de la discusión
del Espacio Escuela que se viene
desarrollando
en el Foro de Medellín durante el año 2005 y continúa en el 2006.
[9]
Lacan, Jacques, La
dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos.
[10]
Lacan, Jacques, Seminario IV, La
relación de objeto., clase del 23 de enero de 1957.
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