ENTRE MUCHOS DRAMAS/”POLITIQUEAR”

POR: Esteban Ruiz Moreno
Fecha 30/1/08


Quisiera poder decir algo sobre la marcha del 4 de febrero que se desata a lo largo del país inauditamente en contra de la muerte, en contra del secuestro, en contra de los asesinos, en contra del terrorismo, en contra de las Farc…

En este país, igual que en muchos otros porque no solamente los colombianos padecemos de la maldad, celebro el extraordinario valor y también me entristezco de la tardía reacción que nos ha embargado, es que con toda esta entramada de situaciones han servido para una sola cosa, al menos a priori, ha servido para unirnos en torno a un solo objetivo: protestar de la manera más enérgica contra uno de los crímenes más grandes que ha conocido la humanidad: el secuestro.
No creo, como algunos ingenuos, que se haga algo más que el simple hecho, que vale mucho, de expresarnos, de poder hacerlo. No creo que el corazón de los guerrilleros se ablande y al otro día suelten a los secuestrados, no creo que haya una presión internacional capaz de lograr una liberación masiva de los tantos quitados de la libertad. Creo que el acto vale es por sí mismo; el acto de poder sacudirnos de la indiferencia que nos había secuestrado, creo que es lo que en verdad vale; creo que lo más importante es que esta marcha no tendrá precedentes y que será histórica.
No quiero decir con esto que no exista ningún efecto a otros niveles, sería uno muy ciego para no captar que, por ejemplo, internacionalmente las Farc perderán mucha más simpatía de la que gozan entre ciertos círculos, sobretodo latinoamericanos y europeos, es verdad, pero por lo pronto esto pasa a un segundo plano. Es necesario resaltar que en un país donde siempre se han acallado las voces con los estrepitosos sonidos de las balas, es algo hermoso, muy hermoso que todos podamos unirnos en torno a una sola causa: poder hacer reconocer la voz entera de un país (y hasta más allá porque tengo entendido que en Europa también se reúnen) ante el mundo en desprecio de la barbarie, de los campos de concentración, del secuestro, de las formas combinadas de lucha, del terrorismo, de la muerte…

Pero como siempre pasa, y éste es el verdadero motivo de mi columna, los actores políticos de nuestro país han hecho de nuestra posibilidad de expresión y de nuestra posibilidad de repudio un escenario para cernir sus diferencias políticas, inclusive quisiera ir más allá, están tratando de hacer de esta protesta de dimensiones simbólicas sin antecedentes una arenga política, es decir, ¡están politizando hasta nuestra marcha! (que se sepa que estoy de acuerdo en que se haga política, pero creo que es necesario repudiar también estos actos que no denotan otra cosa más que el oportunismo de los partidos políticos de este país), están haciendo política con nuestra marcha. Por ejemplo: el gobierno, como algunos intereses, coinciden con la propuesta de la marcha intenta hacer de la misma algo suyo; El Polo, en franca contraposición (cada vez este partido que admiré tanto, que aún admiro, parece ser más una contrapropuesta, una llevadera de la contraria a Uribe y sus partidos más que una propuesta seria representativa de la izquierda para este país) hará, –esto es inaudito–, una marcha paralela a la marcha que haremos, ¡léase bien!, LOS COLOMBIANOS, no los uribistas, ni los liberales, ni conservadores, ni polo, sino que se hará por parte del PDA una marcha paralela con los mismos fines ¿Acaso se trata de “politiquear” con este drama inmenso de los secuestrados y sus familias? ¿Acaso se trata de llevar la contra a un gobierno en todo lo que hace, un gobierno que intenta también “politiquear” con el sufrimiento y las ganas de un país de expresarse con todas sus fuerzas contra el trato inhumano e insostenible que dan los terroristas? Porque la razón del PDA para no acompañar en la marcha a los millones de colombianos que estamos cansados de esta situación es simplemente que no están de acuerdo con la marcha porque se daría a la opinión pública la sensación de que se apoya al gobierno del Presidente Uribe.

La verdad me da un sentimiento de verdadera tristeza que esta protesta contra la muerte se transforme en el escenario político, en la arena de las fuerzas políticas que hasta ahora no han hecho más que seguir subsumiendo al pueblo, a la gente en este tipo de posturas que ahora, al menos este 4 de febrero, no tienen importancia alguna, me da tristeza que muestren su oportunismo con tanta crudeza como están intentado hacerlo ahora.

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