LA PELOTA ESTÁ MANCHADA


POR: Esteban Ruiz Moreno
Fecha 13/08/07

Es de todos cuento viejo y sabido, tanto como las cosas que se añejan en su propio vino, que las mafias tienen inundado el fútbol tal como lo revela el informe de la revista Semana. Yo solamente celebro de una forma tan diáfana como la que hace le falta a este deporte que nos arrebata a muchos, que de muchos de nosotros saca lo mejor, lo más decente, lo más digno de nuestras vidas, entonces decía: celebro, con mucho ardor. al menos que este artículo haya causado tanto revuelo pues con alegría similar escuché en casi el noventa por ciento de todo lo que escuché, porque hoy solamente me encerré en la radio, ecos de este informe, ecos relevantes: se propuso que el DIM entregue un comunicado a la opinión pública donde explique las turbiedades de sus supuestos propietarios, se ha llegado hasta a hacer entrevistas a los dirigentes de los equipos para esclarecer la situación. Como siempre, los “mandamases” salieron a decir, a jurar y a perjurar que no hay nada, que la pelota no está manchada, que nunca conocieron a “Jorge 40”, que busquen porque sus vidas son un libro abierto, etc., sucios etcéteras que no hacen más que reinventarse sobre la misma cobardía y la misma indecencia que siempre los va a caracterizar, sobre el mismo espectáculo circense que los incautos no alcanzan a ver, pues sólo les alcanza para “estupidizarse” de forma infinita con el espectáculo, con el “shou” del balón. Celebro, porque al menos la gente ya no tiene pretextos para seguir haciéndose la de la vista gorda con la infiltración paramilitar –a los narcos los conocemos desde hace rato– que nos tiene hasta el tuétano como dijo alguien por ahí, no basta con un escenario político plagado de paramilitarismo (y eso de lo que alcanzamos a saber, porque no todo está dicho), no basta con los políticos encarcelados que el jefe quiere poner como sediciosos, no basta con las mil masacres que se han realizado, no basta con las excelentísimas confesiones de los jefes paras con las que están dejando muy en claro todo. No, no basta con eso, ahora el fútbol está manchado, la pelota está contaminada...

Recuerdo a cierto presidente –cuando Blatter, otro de la misma calaña, pero no tan... decía que hacer la Copa Mundo en Colombia sólo era una cortina de humo para esconder los problemas del país– recuerdo a ese presidente que decía palabras más palabras menos que Blatter primero limpie el Fútbol de las mafias... ¿Acaso este pescadito murió por su boquita?

Las cosas siempre han estado tan claras como desde antes que se publicara este artículo, pues desde siempre hemos sabido que en el fútbol hay eso oscuro, eso corrupto, eso siniestro, esa cita con la muerte que impúdicamente se lleva vidas, se lleva honestidades, se lleva lo hermoso del deporte, se lleva la verdad. Es que el fútbol también saca lo peor de nosotros mismos, sino preguntemos a las familias de los hinchas muertos, pan de cada fin de semana en Argentina; sino volteemos a ver los rostros de los familiares de los jugadores asesinados en este país y en muchos otros; sino volvámonos hacia las mismas componendas que se hacen tras bambalinas de cada encuentro, de cada campeonato.
Las mafias no son exclusivas de Colombia. En cada competición encontramos las manos negras con la publicidad y derechos de transmisión que amenazan siempre y que siempre exprimen hasta la última gota con tal de sacar el mejor partido de cada situación. En cada torneo habrá quien quiera y tenga la posibilidad de comprar, ya sea al árbitro, ya sea jugadores o planteles completos o ¿nos olvidamos de lo que pasó en Italia el año anterior con la “Juve”, el “Milan” y otros de renombre? En cada país encontramos el corrupto mayor, el intocable o ¿Julio Grondona qué diablos es: un padre ideal o un capo de mafia de un millón de dólares y 25 años? Así podría seguir con la lista y ésta no terminarse porque también se recuerda mi mente un mundial, dizque mundial porque no alcanza ni a eso, en el año 78 cuando un tal Perú se dejó meter 6 goles por un tal Argentina que sería a la postre campeón y que era el anfitrión, obvio ¿no? Con tal de sacar a un Brasil inolvidable...

Pero no podemos olvidarnos de nuestra queridísima y especial Colombia porque aquí además de tener capos de mafia, derechos de transmisión, incentivos económicos de terceros, hinchas muertos también, “tongos” de la más negra corrupción, tenemos las manos metidas de los paramilitares que incursionan como Pedro por su casa en todos los sectores de la vida del país y en este deporte que tantos amamos con una pasión que es ignorante, ignorante de que los dueños del balón sean los malos...

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