SOBRE UN EQUIPO DE LA PRIMERA C...



Por: Esteban Ruiz Moreno
Fecha: 15/08/07

El domingo inmediatamente pasado nos pudimos encontrar en la fiesta del fútbol que nos permite derramar nuestras mayores alegrías en torno a un acto, que nos permite reinventarnos siempre sobre la muerte que se ciñe cada día sobre nosotros, una celebración que nos permite sacar lo mejor de nosotros, lo más digno, lo más bello, lo que puede derrotar nuestro paso por este mundo: el pesado olvido...

Cuando llegué me encontré con un cartel que decía Club Independiente Galeras Vs. Túquerres. Después avancé mi camino y encuentro el campo de fútbol similar al campo donde batallan los guerreros, donde luchan los héroes, los sedientos de gloria unos contra otros. En este campo se miran cosas diversas: los cuerpos de los derrotados, la sangre que evidencia el honor de los hombres, los gritos de la pelea. Yo, y con esto voy a ser sincero, entraba como un hombre pendiente del debate, de la confrontación, hasta ahí, sólo hasta ahí indiferente de los equipos, sin participación por ninguno, (en esto yo confieso que me hice el que no era hincha de ningún equipo, ni siquiera del Galeras) porque pienso que el fútbol no es para matarse un domingo en la cancha de ningún equipo, porque pienso que las puteadas, tanto al árbitro como a los jugadores, ya sean ajenos o propios se quedan en la cancha y no deberían trascender, porque nunca pensaría perder mi vida por ningún equipo y ninguna camiseta, porque nunca me he dado golpes con nadie porque le gusta otro equipo diferente al mío. Entonces prosigo. Hasta mi entrada yo iba como si no me importaran los equipos, como si al leer el nombre de mi equipo no hubiera sentido que el corazón me latiera, no hubiera sentido que me saltaba de la alegría, no me hubiera emocionado por tal motivo. Pero mi corazón me falla, es débil, no sé si por esa angustiosa situación de poder ser jugador profesional de fútbol y nunca serlo, no sé si por soñar demasiado, no sé si porque el tiempo es corto y encariñarse con un grupo de jóvenes que intentan tener y realizar el mismo sueño que alguna vez me embargó, no sé si por saber que los inicios son los mejores y los más difíciles y en el inicio de éste Club están los que harán historia, los que tendrán gloria y no desaparecerán de la memoria de los que amarán este equipo con el venir de los tiempos.
Por eso mi corazón débil cambió y fue hincha, reconoció su fanatismo por un equipo que se llama Independiente Galeras y que se enfrentaba aquel día por el torneo de la Primera C. Y yo, con mi débil corazón, con mis sueños frustrados, con mis palabras en la distancia, con el cariño que uno siente por las cosas sinceras les quiero decir lo que sentí aquel día... sentí que el fútbol es la más maravillosa alegría que podamos tener los seres humanos para poder olvidar, no esconder, nuestras tristezas y nuestras frustraciones, sentí que los que entraron a la cancha eran hombres en todo el sentido de la palabra, con los huevos bien puestos, con los huevos donde deben estar, sentí orgullo de pertenecer, como hincha y como profesional, a un Club como el Independiente Galeras, sentí amor por un escudo y una camiseta una vez más, sentí que la emoción que nos regala un gol nos hace sentir vivos de nuevo, sentí que todo el trabajo que realiza un profesional como el profe Rodrigo, que todo el esfuerzo que hace un Presidente de la talla de Andrés González, que todo el acompañamiento desinteresado de nuestro querido “Gati” y todo el trabajo que realizo yo también sirvió de algo y no tanto de algo sino de TODO, sentí que el fútbol está hecho para pelearlo y para jugarlo, así perdamos, así empatemos, sentí amor por una Institución como la nuestra. Y sobre todo señores, sentí admiración por cada uno de ustedes...

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